Documental sobre el asesinato de Yolanda González subido por Rebelde Emule. Narra la historia, durante la transición política española o segunda restauración borbónica, de Yolanda González Martín, militante del Partido Socialista de los Trabajadores y parte activa del movimiento estudiantil, y la de su asesino, Emilio Hellín Moro, elemento parapolicial.
Este documental de Isa (Isabel) Rodríguez fue estrenado en la ciudad natal de ambas, de Isabel y de Yolanda González, Bilbo, en el Festival Zinebi del año pasado. Es un documental excelente, de metraje adecuado a la televisión, aunque todavía lamentablemente ninguna de las infinitas autonómicas ni estatales se han ofrecido a ello. Trata de la juventud, algo de infancia y la vida y muerte de Yolanda González. Mujer, estudiante, trabajadora, vasca, asesinada por la extrema derecha en Madrid, en un descampado, por Emilio Hellín e Ignacio Abad, con amparo de fuerzas policiales, políticas y judiciales de la época. Todavía alguno de ellos sale a colación, como el primero, que tras un cumplimiento intermitente de la condena (se escapó con permiso de la autoridad judicial, hospedado por la dictadura del Paraguay de Stroessner) es colaborador de las fuerzas policiales españolas como experto informático.
El documental de Isa, con montaje de Lander Castro, cuenta la etapa escolar en el colegio San José de Ibarrrekolanda, pegado a la Facultad de Económicas de Deusto, y las chanzas de las estudiantas con esos proyectos de economicistas; la familia, su padre trabajador, su madre, las labores no remuneradas de ama de casa; su inquietud social, el carrusel de asistir a todos los mítines, desde el de Tierno a los de los comunistas. Discusiones con amigas. Quiere militar. Estar organizada. Se decanta a los 16 años por las Juventudes Socialistas. Sus preguntas de cómo hacer más, dar respuestas acordes a la situación de la clase obrera, le hacen estudiar, discutir, polemizar. En un verano, tras un campamento de debates, se replantea el cómo hacer todo. Su militancia la lleva a cambiar de organización, al PST, irse a vivir a Madrid, ponerse a trabajar y matricularse en un curso nocturno de formación profesional. Se ennovieta con otro compañero de organización y, junto a otra camarada, viven en un piso en Aluche. Estamos en un contexto de luchas obreras y estudiantiles. Y de rearggiornamiento de la explosión democrática, reconvirtiéndose en transición. Se combate el Estatuto de los Trabajadores porque se quiere más; se combate en la educación secundaria y formación profesional, porque la clase obrera y sus hijos quieren más. La extrema derecha y los aparatos del Estado franquistas, como sanguijuelas pegadas al Estado democrático, sabotean y matan. Estamos en 1980. Yolanda, llega sola a casa. Es mujer, joven, estudiante, vasca. Está sola, sola con sus ideas, con su palabra, con su cuerpo. Secuestrada, la matan en un descampado.
Isa, compañera de infancia, juventud, estudios, de proyectos políticos de Yolanda, después de 34 años ha tenido la valentía, el amor de descubrir a la amiga. De retratarla. Ella ha querido que esas imágenes y testimonios de compañeras, camaradas, de periodistas de investigación, acompañaran a Yolanda.
Yolanda González, militante del Partido Socialista de los Trabajadores, fue asesinada un 28 de enero de 1980 por individuos pagados, instigados y protegidos por el mismo Régimen que, con una mano u otra, viene dominando España desde 1939. A su asesino, Emilio Hellín Moro, se le abrió la puerta, tras una breve estancia en la cárcel, para que escapara a Paraguay en 1987, cuya dictadura transitaba en esos momentos por fases menos sofisticadas que la española. Y a su vuelta trabajó formando a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, para los gobiernos “socialistas” y “populares”, que votaban ciudadanos que ignoraban el lugar en el que vivían, que se sentían a gusto, o que, simplemente, no creían que otro país fuera posible. […] La Primera Transición se saldó con más de doscientos militantes de izquierda muertos, y miles de heridos, en el periodo 1976-1979. […] En un momento dado se menciona que los partidos de izquierda examinaban a sus miembros, y que para ser militante de estos había que solicitar un ingreso en el que se consideraba si esa persona respondía, o no, a los planteamientos de la organización (caso de la protagonista que, a muy temprana edad, milita en el PST tras no haber sido admitida en la LCR). Esa ideologización, y ese examen de idoneidad, prevenían del identitarismo superficial y protegía a los adversarios del Régimen de una adscripción voluble y frívola. […] Yolanda González pretendía una sociedad más justa, a la profundidad de la cultura política de la que se había dotado, y también a la altura de las armas del enemigo. Murió asesinada porque gran parte de la sociedad daba la espalda a la consciencia del país que promovía la izquierda radical. Hoy, a pesar de que los razonamientos de la mayoría intuyen, al menos en principio, el conocimiento que quiso compartir esa izquierda irreductible, no se adivina ningún arrepentimiento sustantivo en los que sostuvieron el Régimen con sus votos, sus acciones y sus opiniones durante todos estos años, y sobre tantos muertos.
Yolanda González, militante trotskista, asesinada por los fascistas en la Transición española. Yolanda González era vasca, de familia obrera, trabajaba en la limpieza, estudiaba y militaba activamente en las filas del trotskista Partido Socialista de los Trabajadores (PST).