ENTREGA DE PREMIOS PRIMER CERTAMEN MIGUEL HERNÁNDEZ

GÉNERO: POEMAS

1º PREMIO: CATORCE

AUTOR: JORGE DÍAZ LEZA

Llegaste un día, llegaste.
Lancé mi miedo sombrío
a la hoguera de tus rizos
y se volvió ceniza
inconsistente
que el viento barrió
y dispersó
a nuestros pies.
Porque te abracé.
Porque fue como si en tu cuerpo
también la abrazara a ella,
como si en tus ojos viera
su ilusión sin límites
y aquella vieja sonrisa
de resplandeciente esperanza.
Como si de un abismo
de fosas y cadáveres
su cuerpo emergiera en tu cuerpo
penetrando por tus plantas,
adueñándose de ti,
reviviendo de nuevo
bajo tu carne joven
que cerraba las heridas
de su pecho fusilado.
Y eras tú
y era ella.
Y juntas la perfección
que se completaba:
como cuando el sol
y los campos floridos,
llenan la tierra de cielos estrellados.
Y te besé.
Y tus labios de pronto
me contagiaron de ella.
Y volvía a creer
y a gritar mi rebeldía
de nuevo,
sin temor.
Y volamos de la mano por las calles

2º PREMIO: RETRATO DE GERNIKA

AUTORA: DEBORA PO RODRÍGUEZ

Sobrevuelan los pájaros de acero
sobre los rojos corderos.
La plaza con las entrañas abiertas
es devorada viva
por los gusanos de la muerte y la metralla.
Y en medio de un jardín de venas rotas
y cenizas congeladas
germina una flor con el puño en alto
junto a un árbol de huesos
y miembros amputados.
El tiempo vomito lentamente
sus entrañas.
Y la ciudad se arrancó los ojos
para no ver nada.
Los pájaros con plumas de acero
graznaban dando vueltas
con plomo entre sus picos.
Y sus gritos resonaban
como martillazos de plomo
entre las estrechas avenidas
donde los niños sin rostro corrían
con las manos manchadas de pólvora
buscando a sus madres
sepultadas bajo escombros de huesos
y pieles calcinadas. .
La sangre chorreaba como agua
por ojos rotos de las fachadas.
Dibujando cicatrices eternas
en medio de plaza.
La sangre, era semilla liquida
atravesando como una caliente cuchilla
los corazones que latían
bajo los adoquines.
Y también los pulmones que vomitaban
restos de pólvora
y bocanadas de tierra.
La sangre era un sollozo gris
congelado en un paisaje
en donde los pájaros de acero negro
picoteaban las vísceras aún calientes
del pueblo.
Gernika solloza
su primavera del 37
con las venas abiertas.

ACCESIT
REPÚBLICA
CARLOS CUADRADO GÓMEZ

Descubrir que somos
poetas de la luz
o de la sombra, donde duermen
los fuegos de la noche
y la talla del pétreo desprecio,
sobre el pedestal insomne
del dolor,
nos revela la imagen
de la desesperanza de los huesos
y de la tierra de almendras conmovidas.

Yo quiero flores rojas,
no sangre derramada.

De la paz de los ciegos
del bien, vamos a las nubes
de la blanca aurora emancipada
de soles descarados y negras
veladuras de lágrimas convexas.

La balanza de la voz que sube
de la entraña de las vides,
encarnadas y brillantes, no tiembla
ni estremece su fiel de verdad,
de trigo renovado, de avena
sin espinas.

Yo quiero flores amarillas,
no el oro macilento de una espada.

Y del mármol y el granito de azules alamedas
regresarás con pasos asombrados,
en días de claveles y blancas
amapolas, en vuelos sostenidos
sobre velos de niebla transparente,
para ser entera en tu fractura
y no reptar más sobre el tiempo infinito
de los rotos cristales de la furia.

Yo quiero flores violáceas que revienten,
no la triste malva de la muerte.

GÉNERO: RELATOS

PRIMER PREMIO: VOLVERÁN

AUTOR: GABRIELA CLADERA JAIME

Estaba el maestro ordenando sus  papeles, dispuesto a marcharse, cuando la vio.

Toda de negro.

Apretado el cabello a las sienes, resuelto en el rodete.

Apretados los labios.

Apretada toda ella bajo el dintel de la puerta, una figura oscura y penosa que contrastaba con el luminoso día de verano.

— Mujer, ¿qué hace allí? Pase, Carmen, pase.

— Maestro…

Y sin terminar la frase, sacó de un bolsillo de la falda un sobre.

Al maestro primero se le iluminaron los ojos. «Por fin llegó carta» pensó.

«Ha vuelto a escribir el hijo».

La última carta había sido de febrero.

La última carta era de Teruel.[i]

Sí que la recordaba: De cada línea se escapaba la convicción de la victoria. 

De eso habían pasado ya varios largos meses.

Teruel había caído.

Y ahora la República se jugaba la última baza en el Ebro.[ii]

El maestro tomó la carta, pensando en aquel niño que derramaba los tinteros y sonreía con picardía.

— Carmen, esta carta ya se la he leído…

— Léala maestro, por favor…

Conmovido por el dolor de la mujer, comenzó a leer…

— Mi querida madre…

El hijo apenas mencionaba los pesares de la guerra; preguntaba por los hermanos, por la paga que había enviado, por los amigos del pueblo…

Cuando llegó al párrafo en donde se despedía, descubrió que las lágrimas habían desfigurado las palabras. Apenas podía reconocer alguna letra en ese mar confuso de tinta descolorida

— No se puede leer … -dijo en voz baja…

— ¡Maestro, yo sé lo que ahí dice!

Y comenzó, de memoria, a recitar las últimas líneas:

«Querida madre, pronto estaré a su lado.

En un mundo mejor Madre, porque habremos derrotado a las fieras fascistas que nos quieren ver doblegados.

Sepa Madre que yo estoy aquí por Usted, por mis hermanos, por los hijos que algún día tendré.

Sepa que yo volveré Madre, porque nunca me he ido de su lado.»

El maestro, conteniendo la emoción, devolvió la carta, que cada semana volvería a  llegar  a sus manos.

Cada vez más ajada, cada vez más desdibujada por el dolor materno.

Así la escena se repitió los meses que siguieron.

A fines de diciembre  el maestro supo que debía marchar. Tenía que irse antes de que «ellos» tomarán el pueblo.

Ese día, de camino a la estación, salió la madre a su encuentro.

Lo abrazó.

—Usted, maestro volverá. Volverá con mi Pepe, con el hijo del herrero, con los obreros de la textil.

Volveréis todos, maestro.

El 20 de noviembre de 1975 [iii] la TV anunciaba la muerte del dictador.

En una residencia, una anciana, agitando un sobre amarillento, comenzó a reír y, llena de un alborozo que nunca había sentido en su vida, gritaba-

— ¡Ahora, ahora volverán!

Habían de pasar aún muchos años después de muerta la anciana para que  desde las fosas volvieran los nombres de aquellos que los vencedores habían condenado al olvido.

[i] Capital recuperada y perdida por el Ejército Popular de la República (enero/febrero del 38).

[ii] Batalla decisiva de la Guerra de España.

[iii] Fecha de la muerte de Franco

SEGUNDO PREMIO: SOLO UN PEDAZO DE PLOMO

AUTOR: GUILLERMO MARTÍNEZ SCHREM

Se llevó la mano a la pantorrilla porque notaba un escozor que fue convirtiéndose en algo molesto, aunque sin llegar a niveles de dolor, algo que ya había sufrido en otras ocasiones. Se rascó la pierna y a medida que la iba arañando, le venían a la cabeza algunos hechos, ocurridos hacía tanto tiempo, que ya creía olvidados. De hecho el escozor de la pierna tenía que ver con esos recuerdos. Ese pedazo de metralla que llevaba incrustado, formando parte de la pierna, tenía la culpa de los recuerdos. ¿Cuántos quedaban vivos de aquella contienda? No lo sabía y tampoco quería indagar. De tarde en tarde hablaban de tal y de cual personaje. De que había muerto otro sobreviviente, este con cien años a cuestas y el de más allá rondándolos. Él solo tenía noventa; la guerra le había pillado joven, muy joven.

Ahora la gente enarbolaba banderas tricolores por la calle y llevaba pequeñas insignias metálicas en la solapa. Algunos llevaban gorras con la bandera estampada. Él lo agradecía, sí, era grato ver como el personal se movía reivindicando otro modo de gobierno, esperando que aquello significara otro tipo de vida. Un deseo latente que llegaba desde hacía tiempo, mucho tiempo.

Cogió la tumbona de plástico y la arrastró hasta la terraza, ya no tenía la fuerza de antes y, además, comenzaba a dolerle el pedazo de plomo que descansaba en su pantorrilla. ¿Qué te pasa hoy? Le preguntó. Tantos años conmigo y en silencio y hoy te da por estar revuelto y hacerte el interesante. Y se dejó caer sobre el asiento y se sintió derrotado y se notó viejo y su mirada se perdió en el cielo. Pensó en Aurora, su mujer, fallecida hacía tres años y, en esos momentos, frente al crepúsculo que comenzaba a inundar la cúpula celeste, pensó en una nueva aurora que él ya no iba a poder ver. Se palpó la pierna y se encontró con la mano manchada de sangre. Aquella herida jamás se había cerrado, pero él comenzó a sentirse más vivo a cada momento y el cielo comenzó a volverse rojizo, en unas zonas de un rojo más intenso que en otras y una franja amarillenta comenzó a jugar con esos colores, formando una composición que le era familiar. Sonrió y se dejó envolver por aquel manto tricolor. Cerró los ojos. Cada minuto que pasaba lo hacía sentir más vivo. Apretó el puño y todo fue lejanía, todo fue lejanía, lejanía.

ACCESIT: LA ESPERA

AUTOR: ANTONIO PÁRRAGA GONZÁLEZ

Moveros es conocido por su alfarería, por la romería de la Luz compartida con el vecino pueblo portugués de Constantim y por su pasado como vía de entrada del contrabando durante los años duros de la Posguerra. Su plaza es en realidad un cruce de caminos en forma de i griega. Si se viene de la nacional 122, la que va de Zamora a Alcañices, se deja a mano derecha el Bar 2000, el pequeño pero bien surtido supermercado de José Luís y Mari, y las tiendas de alfarería de Mari Carmen y Paco, hijos de Carmen Prieto Pino, la cacharrera superviviente de las diez censadas en mil novecientos setenta y tres. A mano izquierda, se acurrucan un puñado de casas medio abandonadas, dispuestas en fila india, y orilladas de peñas de granito, a las que se adhieren como pieles domésticas. Ya en la plaza, nos topamos de frente con la zapatería de Pedro, que hace de linde entre la carretera que conduce a la cresta de la raya con Portugal, después de salvar el lecho de un barranco a través un diminuto puente de piedra y la que nos lleva a Brandilanes. Por este lado está la iglesia dedicada a Santa Colomba, arrinconada por unas casas y rodeada por la calle Real, la de más recovecos del pueblo, junto con la calle Vegas.

Como una semana o dos antes del domingo de la Luz, el siguiente más cercano al día de san Marcos, el veinticinco de abril, los vecinos se encontraron con una insólita escena. En el lado de naciente de la plaza se había apostado una mujer frente a un gran lienzo, sostenido por dos caballetes de imponentes dimensiones. Algunos pensaron si se trataba de la pantalla de un cine, aunque les pareció pequeña; otros que si la trasera de un guiñol, como los que antaño ofrecían diversión a rapaces y rapazas a la salida de misa, porque lo parecía; los menos pensaron en un puesto al que todavía le faltaba la exposición del género, más que nada porque no se adivinaban ni cajas, ni estantes donde depositarlo. Pero cual fue la sorpresa, cuando la mujer, que llevaba parte del rostro tapado por una muselina blanca, que le caía de su bien poblada mollera, abrió un baúl de madera, extrayendo de su interior una paleta impoluta, un taburete elevable, unos pinceles y unos tubos de pintura al óleo. Ya tenía en sus manos un par de carboncillos a los que dejaba rodar, impregnando ambas palmas de una tonalidad grisácea en consonancia con el predominante color granítico de las casas.

Y, sin mediar palabra, comenzó a trazar líneas rectas y curvas en el lienzo. Como por arte de magia, asemejando una de las escenas urbanas de Canogar, fueron saliendo de la nada unas formas apenas reconocibles, volúmenes grisáceos, fantasmas envolventes. Dos trazos en diagonal, desde ambas mitades del rectángulo, confluyeron en la vertical y entonces y solo entonces, los más arriesgados se atrevieron a aventurar posibilidades. Mariano, el de Engracia, el que había vuelto de la capital después de darle las autoridades laborales la incapacidad total a causa de una columna vertebral mal engarzada, fue el primero en animarse a formular una escena creíble. Es un “crucificado”, dijo, exactamente con esas palabras, no un crucifijo, o un Cristo en la cruz, o un Descendimiento. Enunció “crucificado” como el que está acostumbrado a tratar con ese tipo iconográfico de manera habitual. La mujer, de ojos llamativos, por lo bien perfilados que los tenía, seguía a lo suyo, haciendo caso omiso de los comentarios, porque una vez que Mariano abrió la veda, fueron otros los que intervinieron. Lucas, el hijo del viejo maestro de Ceadea y ahora jubilado de la Benemérita soltó un “¿y dónde está la cruz?” con una nitidez diáfana. Mientras, en la parte de abajo, la pintora fue sacando de la chistera del pensamiento unos rostros ovalados en diferentes posiciones. Unos se miraban, otros se giraban hacia arriba, hacia el lugar donde confluían las diagonales, los más miraban de frente a los vecinos, que se admiraban de la destreza y el arte de la mujer, cuya barbilla suave y redondeada, dejaba al descubierto un cuello níveo cuando se alzaba, al echar el cuerpo hacia atrás para contemplar la obra, antes de reanudar la tarea.

Al no obtener respuesta Lucas insistió, “no está la cruz, porque no es un crucificado, es el cuadro de una boda y en la parte de arriba están los novios”. A lo que respondió Mariano un tanto indignado, “¿Novios? ¿En la parte de arriba? Muy estrecho me parece. Ahí solo cabe una cabeza”. Damiana, una mujeruca menuda, de caminar bamboleante por la dolor que sufría en la rótula deshecha de su pierna izquierda, les corrigió con un consejo de paciencia: “Por qué no esperáis a que la muchacha termine”. Y es que la mujer, era poco más que una rapaza. El pelo que dejaba entrever la muselina era cobrizo y le caía por la espalda en cascada. Algunos rizos le conformaban por delante un rostro decidido y hermoso, como de virgen de Murillo. Tras marcar perfiles y completar expresiones, se subió al taburete para emborronar la parte superior del lienzo. Como por ensalmo aparecieron nubes algodonosas y azules intensos, y el perfil de una montaña entre la bruma, y un enebral y un riachuelo con melugino fresco y florecillas blancas naciendo de su lecho; y, en el medio, el rostro medio en relieve de una mujer de mirada cristalina y labios apretados.

“¿Lo ves como no era una boda?, cizañó Mariano. “Pues una cruz tampoco”, respondió Lucas, con el ceño fruncido, como el vestido que poco a poco fue cubriendo el cuerpo de la mujer del cuadro. “Es una virgen”, musitó tímida Martina, la chica de los Sastres, la que había estudiado para maestra y se quedó en el pueblo para atender a sus padres, dejando que su vocación durmiera el sueño de los justos. “Es una virgen con su manto protector”, añadió. “La virgen de los navegantes”, soltó Esteban que había hecho la mili en marina, en el crucero España allá por el cuarenta y nueve; de tan mayor la boca le caía sobre el pecho, mientras el labio inferior sostenía en equilibrio imposible un cigarrillo de picadura milenario.

En la parte inferior, junto a los rostros y cuerpos de personas, varones y hembras, jóvenes y ancianos, fueron brotando hoces y guadañas, yugos, horcas, palas, llaves inglesas y martillos, buriles, sierras, limas, brochas y paletas, espuertas, ovejas y patos, conejos, gallinas y corrales y pesebres. “¡Un nacimiento… es un nacimiento!”, exclamó Damiana, la que había recomendado paciencia, guardándose luego el consejo en el bolsillo. Por debajo de las nubes le fue naciendo a la mujer del cuadro un brazo, y de este una mano, y de la mano un objeto metálico, brillante, como si toda la luz del mundo se reflejase en su bruñida superficie. Y del otro brazo caído le creció un mástil, y del mástil una bandera, y en la bandera tres colores, y los ojos de Esteban se llenaron de lágrimas y los de Josué, que lejos de derribar murallas con sus trompetas, destripaba terrones con esmero, sacando al barro de la tierra para convertirlo en recipientes de infinitas formas. Lágrimas de sal rezumando de las tripas, de la rabia de un pasado de opresión y de una más reciente democracia incompleta. Le faltaba que la dama del lienzo cobrara vida. Y gritaron pidiendo su vuelta. Los más jóvenes, asustados, se volvieron, no entendían; el espectáculo estaba a punto de terminar y no eran capaces de adivinar qué estaba surgiendo ante sus sentidos, porque no lo solo la vista les fascinaba, también los olores puros y los sabores a tierra. Y Esteban, que era el más viejo soltó naciéndole de muy adentro, al tiempo que señalaba uno de los rostros de la parte inferior del lienzo: “Ese… ese es el tío Vico… y aquella, la Casilda… y ese otro Ulpiano el que era el alcalde cuando…”, le contuvieron las lágrimas. A todos ellos se los había llevado la riada de la muerte negra y azul, la de la envidia y el odio, la del despecho, la de la irracionalidad más salvaje. Por encima de su llanto se alzó majestuosa la voz de Damiana, la mujeruca, como si le hubiera recrecido el cuerpo. “¡Mirad la balanza en su mano derecha, mirad cómo brilla, majestuosa. Es la balanza de la justicia, de la verdad!”; la garganta se le cerró de la emoción, pero aún tuvo fuerzas para añadir: “¡Es mi República, nuestra República! ¡Y la bandera, la tricolor, la de la libertad, la de la igualdad, la que aventa el mal de la perfidia de los seres humanos!”. Y quedaron tan absortos en el cuadro que no vieron a la pintora recoger sus bártulos, esconderlos bajo el brazo y sonreír mientras desfilaba calle arriba. Tampoco se dieron cuenta de que su rostro era el mismo del lienzo y que su figura se evaporó a la altura del alfar de Mari Carmen. “Hoy es catorce de abril. El día de la República”, concluyó Lucas, el más joven de los mayores allí reunidos. La fecha le sonaba de lejos, de haberla oído a escondidas, como si del demonio se tratase. Y ahora estaba ahí, inundando la plaza con su luz.

 

A TODOS LOS PARTICIPANTES ENHORABUENA POR DARLE SENTIDO A ESTE PRIMER ESFUERZO DE CREAR UN ESPACIO CULTURAL Y DE CREACIÓN LITERARIA. ENHORABUENA A LOS GANADORES Y A TODAS AQUELLAS PERSONAS QUE HAN PARTICIPADO DESINTERESADAMENTE PORQUE ESTE PROYECTO LLEGUE A BUEN PUERTO. EN ESPECIAL A ÁNGEL REJAS Y A LUIS GIMENO.

NOS VOLVEREMOS A VER EN EL SEGUNDO CERTAMEN MIGUEL HERNÁNDEZ !!

 

 

 

FUE MIGUEL DE UNAMUNO ASESINADO POR EL FRANQUISMO

Un documental plantea la hipótesis que la muerte de Miguel de Unamuno pudo no ser como nos la contaron: “Palabras para un fin del mundo” revisa los últimos días de un referente intelectual de la República y figura controvertida por su apoyo al golpe de Estado en sus inicios.

Entrevista a su director, Manuel Menchón, para hablar de los nuevos hallazgos sobre quién acompañaba al escritor cuándo murió, por qué no hay autopsia o la falta de pruebas de las palabras que se le atribuyen en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca que ponen en cuestión la versión oficial del franquismo.

Para analizar la propuesta del documental con la muestra del cine ver aquí

HOY NACIÓ UNO DE LOS MEJORES POETAS DEL PUEBLO: MIGUEL HERNÁNDEZ GILABERT

Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910Alicante, 28 de marzo de 1942) fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, Miguel Hernández mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «genial epígono» de la generación del 27.34​ Actualmente —y tras las interesantes aportaciones de A. Sánchez Vidal— se le asocia a la Escuela de Vallecas.5

Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!

Biografía
Infancia y juventud

Miguel Hernández nació el 30 de octubre de 1910 en Orihuela. Era el tercer hijo de los siete que tuvieron Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert, y el segundo varón. Su familia se dedicaba a la cría de ganado caprino, lo que motivó que se trasladaran de la casa donde Miguel nació (calle San Juan, n.º 82) a una más grande y acorde con el negocio familiar (calle de Arriba, nº 73), ubicada en las afueras. Su padre aspiraba a ascender socialmente, logrando ser nombrado «alcalde de barrio»; su madre, por su parte, era una mujer enfermiza (padecía bronquitis crónica) y a menudo debía guardar cama.

Miguel fue pastor de cabras desde muy temprana edad. Fue escolarizado desde 1915 hasta 1916 en el centro de enseñanza «Nuestra Señora de Monserrat» y de 1918 a 1923 recibió educación primaria en las escuelas del Amor de Dios. En 1923 pasa a estudiar el bachillerato en el colegio de Santo Domingo de Orihuela, regentado por los jesuitas, que le proponen para una beca con la que continuar sus estudios, que su padre rechaza. En 1925 abandonó los estudios por orden paterna para dedicarse en exclusiva al pastoreo. Mientras cuidaba el rebaño, Hernández leía con avidez y escribía sus primeros poemas.

Por entonces, el canónigo Luis Almarcha Hernández inició una amistad con Hernández y puso a disposición del joven poeta libros de San Juan de la Cruz, Gabriel Miró, Paul Verlaine y Virgilio entre otros. Sus visitas a la biblioteca pública eran cada vez más frecuentes y empezó a formar un improvisado grupo literario junto a otros jóvenes de Orihuela en torno a la tahona de su amigo Carlos Fenoll. Los principales participantes en aquellas reuniones eran, además de Hernández y del propio Carlos Fenoll, su hermano Efrén Fenoll, Manuel Molina y José Marín Gutiérrez, futuro abogado y ensayista que posteriormente adoptaría el seudónimo de «Ramón Sijé» y a quien Hernández dedicó su célebre Elegía. Desde ese momento, Ramón Sijé se convirtió no solo en su amigo, sino también en su compañero de inquietudes literarias.

Los libros fueron su principal fuente de educación, convirtiéndose en una persona totalmente autodidacta. Los grandes autores del Siglo de Oro: Miguel de Cervantes, Lope de Vega, Pedro Calderón de la Barca, Garcilaso de la Vega y, sobre todo, Luis de Góngora, oficiaron como sus principales maestros.

Su pasión creciente por la escritura le lleva a pensar en comprar una máquina de escribir y dejar de molestar así al vicario, que era quien le pasaba a limpio sus versos. Eladio Belda, administrador del semanario social y agrario El Pueblo de Orihuela, le aconseja comprar una de segunda mano, portátil, de la marca Corona, cuyo precio es de 300 pesetas. Miguel Hernández estrena su máquina de escribir el 20 de marzo de 1931. A partir de entonces, subirá cada mañana al monte, hasta la Cruz de la Muela, con el hatillo al hombro y la máquina de escribir para componer poemas hasta altas horas de la tarde.7​

El 25 de marzo de 1931, con tan solo veinte años, obtuvo el primer y único premio literario de su vida concedido por la Sociedad Artística del Orfeón Ilicitano con un poema de 138 versos llamado Canto a Valencia, bajo el lema Luz…, Pájaros…, Sol… El tema principal del poema era el paisaje y las gentes del litoral levantino, en el que destacaba el mar Mediterráneo, el río Segura y las ciudades de Valencia, Alicante, Murcia y, en mayor medida, Elche. Cuando Hernández recibió la notificación de la consecución del premio, se apresuró a viajar a la ciudad ilicitana creyendo que recibiría un premio económico, pero fue acreedor tan sólo de una escribanía de plata.

Primer viaje a Madrid

Debido a la reputación que logró gracias a las publicaciones en varias revistas y diarios, el 31 de diciembre de 1931 viajó a Madrid, buscando consolidarse en la escena, acompañado de unos pocos poemas y recomendaciones. Introducido por Francisco Martínez Corbalán, las revistas literarias La Gaceta Literaria y Estampa lo ayudaron a buscar empleo, pero el intento no fructificó y se vio obligado a volver a Orihuela el 15 de mayo de 1932. No obstante, dicho viaje tuvo gran importancia, al permitirle conocer de primera mano la obra de la generación del 27, así como la teoría necesaria para la composición de su obra Perito en lunas

Monumento a la fraternidad, en el que destaca la inscripción de una sección de El silbo de la sequía, poema que compone la colección de los silbos de Miguel Hernández. En palabras de Ricardo Gullón: «El silbo de la sequía, otra forma de silencio, la de no otorgar la lluvia, lo que la tierra pide».

Segundo viaje a Madrid
En 1933 se publicó Perito en Lunas, su primer libro. Hernández fue invitado a hacer lecturas de su obra en la Universidad de Cartagena y en el Ateneo de Alicante el 29 de abril de 1933.

Tras aquel prometedor comienzo, marchó a Madrid por segunda vez para obtener trabajo, esa vez con mejor fortuna, pues logró ser nombrado colaborador en las Misiones Pedagógicas. Más tarde le escogió como secretario y redactor de la enciclopedia Los toros su director y principal redactor, José María de Cossío, que se convirtió en su protector y más ferviente sostenedor de su obra. Colaboró además con asiduidad en Revista de Occidente y mantuvo una relación con la pintora Maruja Mallo, que le inspiró parte de los sonetos de El rayo que no cesa.9​ Se presentó a Vicente Aleixandre e hizo amistad con él y con Pablo Neruda; este fue el origen de su breve etapa dentro del surrealismo, con aliento torrencial e inspiración telúrica. Su poesía por entonces se hace más social y manifestó a las claras un compromiso político con los más pobres y desheredados. En diciembre de 1935 murió su fraternal amigo de toda la vida, Ramón Sijé, y Hernández le dedicó su extraordinaria Elegía, que provocó el difícil entusiasmo de Juan Ramón Jiménez en una crónica del diario El Sol.

Al estallar la Guerra Civil, Miguel Hernández estaba en Orihuela. A su amigo José María de Cossío, con el que tenía tanto trato en Espasa-Calpe por la redacción conjunta de la enciclopedia Los Toros, le pide en carta del 25 de agosto que le gestione el poder cobrar la mitad de su sueldo mensual al ser asesinado el padre de su novia, Josefina Manresa, en Elda, por ser guardia civil. Es «enorme desgracia, por equivocación», y dejar a su mujer y a varios hijos, le afirma en esa carta. Hernández se alistó por entonces en el bando republicano. En el verano de 1936 también se afilió al Partido Comunista de España y desde comienzos de 1937 es comisario político militar.10​ Hernández figuró en el 5.º Regimiento, ejerciendo en él de comisario político y pasó a otras unidades en los frentes de la batalla de Teruel, Andalucía y Extremadura. Su actividad de comisario político comunista en el Ejército le valdría la pena capital tras la guerra, luego conmutada. En plena guerra, logró escapar brevemente a Orihuela para casarse el 9 de marzo de 1937 con Josefina Manresa. A los pocos días tuvo que marchar al frente de Jaén. En el verano de 1937 asistió al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura celebrado en Madrid y Valencia, donde conoció al peruano César Vallejo. Más tarde viajó a la Unión Soviética en representación del gobierno de la República, de donde regresó en octubre para escribir el drama Pastor de la muerte y numerosos poemas recogidos más tarde en su obra El hombre acecha. El 19 de diciembre de 1937 nació su primer hijo, Manuel Ramón, que murió a los pocos meses de nacer, el 19 de octubre de 1938, y a quien dedicó el poema Hijo de la luz y de la sombra y otros recogidos en el Cancionero y romancero de ausencias. El 4 de enero de 1939 nació su segundo hijo, Manuel Miguel, a quien dedicó las famosas Nanas de la cebolla.​ Escribió un nuevo libro: Viento del pueblo. Destinado a la 6ª división, pasó a Madrid.

Prisión y muerte

En abril de 1939, recién concluida la guerra, se había terminado de imprimir en Valencia El hombre acecha. Aún sin encuadernar, una comisión depuradora franquista14​ presidida por el filólogo Joaquín de Entrambasaguas, ordenó la destrucción completa de la edición. Sin embargo, dos ejemplares que se salvaron permitieron reeditar el libro en 1981.

Su gran amigo Cossío se ofreció a acoger al poeta en Tudanca, pero este decidió volver a Orihuela. Pero en Orihuela corría mucho riesgo, por lo que decidió irse a Sevilla pasando por Córdoba, con la intención de cruzar la frontera de Portugal por Huelva. La policía de Salazar, dictador portugués, lo entregó a la Guardia Civil.

Cuando estaba en prisión, su mujer Josefina Manresa le envió una carta en la que mencionaba que sólo tenían pan y cebolla para comer; el poeta compuso en respuesta las Nanas de la cebolla.​ Desde la cárcel de Huelva lo trasladaron a Sevilla y posteriormente penal de la calle Torrijos en Madrid (hoy calle del Conde de Peñalver), de donde, gracias a las gestiones que realizó Pablo Neruda ante un cardenal, salió en libertad inesperadamente, sin ser procesado, en septiembre de 1939, aunque asimismo influyeron las gestiones paralelas de Cossío. Estando preso en la prisión de la calle Torrijos le escribe una dramática tarjeta postal: «Querido primo José María: […] tú puedes ayudarme a salir rápidamente y no debes dejar de hacerlo. No llevaba la documentación necesaria y me detuvieron en Portugal, y me condujeron aquí». Al recto de la postal, sobre la dirección de Cossío, consciente de la extrema gravedad personal de su situación, llega a poner incluso, de su mano: «¡Arriba España!¡Viva Franco!» (reproducción fotográfica de la postal en Ignacio de Cossío, Cossío y los toros. [S.l.], Consejería de Cultura de Cantabria, 2008, entre pp. 232-233). Pero vuelto a Orihuela, fue delatado y detenido y ya en la prisión de la plaza del Conde de Toreno en Madrid, fue juzgado y condenado a muerte en marzo de 1940 por un consejo de guerra presidido por el juez Manuel Martínez Margallo y en el que actuó como secretario el alférez Antonio Luis Baena Tocón.17​ José María de Cossío18​ y otros intelectuales amigos, entre ellos Luis Almarcha Hernández,19​ amigo de la juventud y vicario general de la diócesis de Orihuela (posteriormente obispo de León en 1944), intercedieron por él y se le conmutó la pena de muerte por la de treinta años de cárcel. También entonces influyó mucho la gestión del propio Cossío, que acude al secretario de la Junta Política de FET y de las JONS, Carlos Sentís, y a Rafael Sánchez Mazas, vicesecretario de la misma, pero que tenía relación con el general José Enrique Varela, ministro del Ejército, que en carta le contestó a Sánchez Mazas a mitad de 1940: «Tengo el gusto de participarle que la pena capital que pesaba sobre Don Miguel Hernández Gilabert, por quien se interesa, ha sido conmutada por la inmediata inferior, esperando que este acto de generosidad del Caudillo, obligará al agraciado a seguir una conducta que sea rectificación del pasado» (estos documentos se reproducen fotográficamente en Ignacio de Cossío, op. cit., entre pp. 232-233). Pasó luego a la prisión de Palencia, donde decía que no podía llorar, porque las lágrimas se congelaban por el frío; en septiembre de 1940 y en noviembre, al penal de Ocaña (Toledo). En 1941, fue trasladado al Reformatorio de Adultos de Alicante, donde compartió celda con Buero Vallejo. Allí enfermó. Padeció primero bronquitis y luego tifus, que se le complicó con tuberculosis. La intervención del pintor Miguel Abad Miró, amigo desde antes de la prisión, fue decisiva20​ para recibir una atención médica especializada del director del Dispensario Antituberculoso de Alicante, Antonio Barbero Carnicero, quien pudo mejorar la situación del poeta21​ con dos intervenciones, pero desgraciadamente el permiso de traslado al Hospital Antituberculoso «Porta Coeli» de la provincia de Valencia llegó demasiado tarde.22​ Falleció en la enfermería de la prisión alicantina a las 5:32 de la mañana del 28 de marzo de 1942, con tan sólo treinta y un años de edad. Se cuenta que no pudieron cerrarle los ojos, hecho sobre el que su amigo Vicente Aleixandre compuso un poema.23​ Abad Miró formó parte del reducido séquito fúnebre que, con la viuda, acompañó los restos mortales del poeta hasta el cementerio y corrió con los gastos del enterramiento.24​Fue enterrado el 30 de marzo, en el nicho número mil nueve del cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante.

Tumba de Miguel Hernández en el cementerio de Alicante, España

Póstumamente

Sus restos fueron exhumados en 1984 debido a la muerte de su hijo Manuel Miguel Hernández Manresa el mismo año. Aquella exhumación causó gran revuelo entre un grupo reducido de seguidores de Hernández, que se agolparon el día del entierro del hijo, llegando a besar su calavera o intentar robar un hueso. El ataúd fue preservado para exponerlo en la Casa-Museo de Miguel Hernández de Orihuela.25​

En diciembre de 1986, los restos de ambos fueron trasladados a un terreno cedido por el Ayuntamiento de Alicante ubicado en el mismo cementerio y en febrero de 1987 fue enterrada junto a ellos la que fuera esposa de Miguel Hernández, Josefina Manresa.26​

La fundación que lleva el nombre del poeta se creó el 13 de julio de 1994, para preservar y difundir el patrimonio y memoria del poeta. Además de sus sucesores la conformaron la Generalitat Valenciana, la Diputación Provincial de Alicante, los Ayuntamientos de Alicante, Elche y Orihuela. Posteriormente, al ayuntamiento de Elche le sustituyó el Ayuntamiento de Cox, y se le sumó Caja Mediterráneo, y las universidades de Alicante y la universidad Miguel Hernández.27​

En febrero de 2011, la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo de España denegó la posibilidad de un recurso extraordinario de revisión de la condena solicitado por la familia, al considerar que la misma fue impuesta por motivos ideológicos o políticos y que ya quedó anulada con la ley de Memoria Histórica aprobada durante el Gobierno de J. L. Rodríguez Zapatero, que declaró este tipo de condenas como radicalmente injustas e ilegítimas.28​

En 2018, coincidiendo con la conmemoración de los setenta y cinco años de la muerte de poeta, se celebraron varias actividades. Entre otras la celebración en Orihuela, Alicante y Elche del IV Congreso Internacional “Miguel Hernández, poeta del mundo” los días 15, 16, 17 y 18 de noviembre. El segundo eje temático del congreso aborda la obra de Miguel Hernández en otros idiomas. Así como una exposición para dar a conocer la experiencia vivida por el poeta en la cárcel de Alicante.29​30​

En junio de 2019 la Universidad de Alicante, a solicitud del hijo de Antonio Luis Baena Tocón, que se basaba en la Ley de Protección de Datos, borró de sus archivos digitales las referencias que el profesor Juan Antonio Ríos Carratalá había incluido en algunos de sus artículos referidos a la actuación de Baena Tocón como secretario judicial en los juicios contra el poeta.31​ ​ Rápidamente se generó un efecto Streisand, convirtiendo el nombre de Baena Tocón en trending topic.32​

Busto de Miguel Hernández en el Paseo de los Poetas, El Rosedal, Buenos Aires.

Obra literaria

Poesía

Perito en lunas, Murcia, La Verdad, 1933 (Prólogo de Ramón Sijé).
El rayo que no cesa, Madrid, Héroe, 1936.
Viento del pueblo, Valencia, Socorro Rojo Internacional, 1937 (Prólogo de Tomás Navarro Tomás).
Cancionero y romancero de ausencias (1938-1941), Buenos Aires, Lautaro, 1958 (Prólogo de Elvio Romero).
El hombre acecha (1937-1938), Diputación de Santander, Cantabria, 1981. Primera edición secuestrada en imprenta en 1939 y nunca publicada.
Nanas de la cebolla, 1939
Elegía (1910-1942)

Teatro

Quien te ha visto y quien te ve y sombra de lo que eras, 1933.
El torero más valiente, 1934.
Los hijos de la piedra, 1935.
El labrador de más aire, Madrid – Valencia, Nuestro Pueblo, 1937.
Teatro en la guerra, 1937.

Antologías

Seis poemas inéditos y nueve más, Alicante, Col. Ifach, 1951.
Obra escogida, Madrid, Aguilar, 1952 (incluye poemas inéditos).
Antología, Buenos Aires, Losada, 1960 (selec. y prólogo de María de Gracia Ifach. Incluye poemas inéditos).
Obras completas, Buenos Aires, Losada, 1960 (ordenada por E. Romero. Prólogo de Mª de Gracia Ifach).
Obra poética completa, Madrid, Zero, 1979 (introducción, estudio y notas de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia).
24 sonetos inéditos, Alicante, Instituto de estudios Juan Gil-Albert, 1986 (edición de José Carlos Rovira).
Antología poética, ed. crítica de Agustín Sánchez Vidal, Barcelona, Vicens-Vives, 1993.
Antología poética, ed. crítica de José Luis Ferris, Madrid, Espasa-Calpe, 2000.
Antología poética comentada, ed. de Francisco Esteve y Jesucristo Riquelme, Madrid, Ediciones de la Torre, 2002.
Obra completa de Miguel Hernández. 2 vols., S.L.U. Espasa Libros, Madrid, 2010.
Miguel Hernandez y los mandones de la muerte. Madrid, Unión de Bibliófilos Taurinos, 2014. José María Balcells Domenech (edit. lit., reunión de su producción poética taurina, incluye inéditos).
La obra completa de Miguel Hernández, ed. crítica de Jesucristo Riquelme, Madrid: EDAF, 2017 (con numerosas correcciones e inéditos).

Menciones y condecoraciones

Hijo predilecto de la provincia de Alicante
Hijo adoptivo de la ciudad de Murcia

Poemas musicalizados

Homenaje flamenco a Miguel Hernández por Enrique Morente, Hispavox, 1971.
Miguel Hernández por Joan Manuel Serrat, Zafiro/Novola, 1972.
Homenaje a Miguel Hernández por Adolfo Celdrán, Movieplay-Fonomusic, 1976.
Elegía incluida en el álbum de 1976 Libertad sin Ira del grupo andaluz Jarcha.
Hijo de la luz y de la sombra, por Joan Manuel Serrat, Sony Music, 2010.37​
Hoy converso con Miguel, Nach. Canción homenaje al centenario del nacimiento del poeta.38​
Vientos del Pueblo por Ebri Knight, Maldito Records, 2018.

En la ficción
En 2002 se estrenó en La 1 de RTVE la miniserie biográfica Viento del pueblo. Miguel Hernández, dirigida por José Ramón Larraz y protagonizada por Liberto Rabal, en el papel de Hernández, y Silvia Abascal, como Josefina Manresa.

15 de octubre de 1844 Nace el filósofo y escritor alemán Friederich Wilheim Nietzsche

Friedrich Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, un pequeño pueblo de Sajonia-Anhalt, cerca de Leipzig. Su nombre proviene del rey Federico Guillermo IV de Prusia, en cuyo cuadragésimo noveno cumpleaños nació. Sus padres fueron Carl Ludwig Nietzsche (1813-1849), pastor luterano y preceptor privado en el ducado alemán de Sajonia-Altenburgo en Turingia, y Franziska Oehler (1826-1897). Su hermana Elisabeth Förster-Nietzsche nació en 1846, seguida por su hermano Ludwig Joseph en 1848. Tras la muerte de su padre en 1849 y del hermano menor en 1850, la familia se trasladó a Naumburgo, donde vivió con su abuela materna y las hermanas solteras del padre bajo la protección de Bemhard Dächsel, un magistrado local. Durante este tiempo el joven Nietzsche asistió a un colegio de niños para luego trasladarse al instituto del candidato Weber, una academia privada, donde se hizo amigo de Gustav Krug y Wilhelm Pinder, dos estudiantes pertenecientes a familias acomodadas.4Continuar leyendo «15 de octubre de 1844 Nace el filósofo y escritor alemán Friederich Wilheim Nietzsche»

El 12 de octubre de 1812 las Cortes de Cádiz deciden acabar con el VOTO DE SANTIAGO

Empecemos por la batalla de Clavijo

“La batalla de Clavijo del año 844 no existió. Fue una mentira perfectamente armada, para organizar uno de los negocios más lucrativos que ha registrado esta España nuestra. El guión de esa batalla se escribió tres siglos después de que supuestamente se hubiera producido, y se hizo para dar un contexto a otro invento: el mito de Santiago Matamoros”

“Un impuesto por toda la cara que se inventó la Iglesia, dijo que eso había que pagarlo y se empezó a pagar. Sin más discusión. Esa batalla se había ganado gracias a Santiago Matamoros y punto pelota, y a partir de ahí, “Santiago y cierra España””

Santiago Matamoros, un mito creado en la batalla de Clavijo. Continuar leyendo «El 12 de octubre de 1812 las Cortes de Cádiz deciden acabar con el VOTO DE SANTIAGO»

SORRY, WE MISSED YOU (LO SIENTO, TE EXTRAÑAMOS) RECIENTE ESTRENO DE KEN LOACH

Sinopsis: Ricky (Kris Hitchen) y su familia han estado peleando para salir adelante económicamente desde la crisis de 2008. Un día se presenta una nueva oportunidad cuando aparece una brillante furgoneta antigua, ofreciendo a la familia la posibilidad de crear su propio negocio. Sin embargo, la tarea no será fácil, especialmente debido al trabajo de su mujer (Debbie Honeywood) como cuidadora. Aunque los lazos de la familia son muy fuertes, pronto aparecerán las primeras fisuras… (FILMAFFINITY)

Nota de prensa de la Asamblea de Leganés por la República

Este mes de noviembre la Asamblea de Leganés, comenzamos un nuevo de ciclo de charlas , en este mes queremos abrir el debate de la transición, para ello presentaremos el dia 12 de noviembre en el Jose Saramago a las 19.00 horas, el libro de Luis Quiñones”CRÓNICA DEL ULTIMO INVIERNO”.

“Crónica del último invierno” viaja hasta los acontecimientos más importantes de nuestra reciente historia. A partir de tres voces, se va tejiendo una novela en que el género policiaco se desdobla para convertirse en narración periodística y evocación poética, en la que los olvidados de los procesos históricos se rebelan contra el destino silencioso que impone la verdad oficial.

La historia es la de un joven de barrio desaparece sin dejar rastro en enero de 1977. Cuarenta años después, la única pista que puede arrojar luz sobre su caso llega hasta un periodista jubilado que decide investigarlo. El resultado de sus pesquisas será la crónica que reconstruye la turbia biografía del muchacho, pero también los trágicos sucesos de aquel enero y cómo el proceso de la Transición fue cambiando la anatomía de una ciudad como Madrid. Mientras tanto, desde el extrarradio, un escritor elabora el relato de su vida a partir de sus propios recuerdos y de un tiempo anterior al suyo en el que se fragua nuestro presente incierto.

El 19 de noviembre también se presentará el documental La Transición Española de Nacho Alcalde y a finales de mes tenemos previsto una charla coloquio con personajes que vivieron la transición en vivo.

 

 

Fuente: TeleLeganés