El 12 de octubre de 1812 las Cortes de Cádiz deciden acabar con el VOTO DE SANTIAGO

Empecemos por la batalla de Clavijo

“La batalla de Clavijo del año 844 no existió. Fue una mentira perfectamente armada, para organizar uno de los negocios más lucrativos que ha registrado esta España nuestra. El guión de esa batalla se escribió tres siglos después de que supuestamente se hubiera producido, y se hizo para dar un contexto a otro invento: el mito de Santiago Matamoros”

“Un impuesto por toda la cara que se inventó la Iglesia, dijo que eso había que pagarlo y se empezó a pagar. Sin más discusión. Esa batalla se había ganado gracias a Santiago Matamoros y punto pelota, y a partir de ahí, “Santiago y cierra España””

Santiago Matamoros, un mito creado en la batalla de Clavijo. Continuar leyendo «El 12 de octubre de 1812 las Cortes de Cádiz deciden acabar con el VOTO DE SANTIAGO»

CONCENTRACIÓN EN LOS TRIBUNALES EN SOLIDARIDAD CON LUIS GIMENO

Ayer nos concentramos en los tribunales de Plaza Castilla en solidaridad con nuestro compañero Luis Gimeno. Os dejamos la manifestación luego de salir de la declaración.

¡LUIS GIMENO ABSOLUCIÓN!

Manifestarse es un derecho, no un delito.

 

El detenido en la manifestación republicana de agosto declara este jueves ante el juez

“Los aparatos policiales-judiciales son herederos del franquismo y parece que ni el poder político puede controlarlos”, denuncia Luis Gimeno en una entrevista con LUH

Los policías antidisturbios que, el pasado 9 de agosto en el centro de Madrid, detuvieron a Luis Gimeno en una manifestación republicana que había sido convocada en protesta por la huida de España del anterior jefe del Estado, Juan Carlos I, lo acusaron de “desobediencia, resistencia y atentado”, aunque finalmente el juez lo ha imputado ‘sólo’ por “desobediencia o resistencia”.

Gimeno, coportavoz de la Asamblea de Leganés por la República, declarará este jueves, 8 de octubre, en el juzgado número 8 de la madrileña Plaza de Castilla. En un comunicado en el que califica de “presunto delincuente” a Juan Carlos I y de “irracional” la detención de Gimeno, la Asamblea de Leganés por la República ha destacado que su compañero no sólo no atentó sino que tampoco se resistió y ni siquiera desobedeció, es decir que “no cometió delito alguno”, como el vídeo de su detención demuestra a “todo aquel que lo ha visto y no quiera tergiversar”. Por eso exige “el archivo de la falsa denuncia policial” y, junto a una veintena de organizaciones articuladas en torno al Movimiento Antirrepresivo de Madrid, ha convocado, para las 12:00 horas de este jueves en los juzgados de Plaza Castilla, una concentración de apoyo a Gimeno, que este lunes ha vuelto a hablar con LUH.

Al final van a juzgarte a ti antes que a Juan Carlos de Borbón…

Es que esto de la justicia tiene mucha gracia: a este señor, con todos los millones que parece ser que supuestamente ha robado, no lo han llamado ni a declarar, y a un ciudadano normalito que va por la calle y que sólo grita “España mañana será republicana” lo detienen brutalmente. Esto es la justicia; dicen que es igual para todos pero me parece que eso es mentira.

Hace casi dos meses de tu detención. ¿Cómo has vivido todo este tiempo a la espera de juicio?

He estado bastante tranquilo porque creo en la fortaleza de las ideas, creo que es justo por lo que se pelea: es justo que elijamos al jefe del Estado, que tengamos una sociedad más avanzada, que tengamos una Constitución más desarrollada y más favorable para la gente de abajo… También he recibido muchas muestras de solidaridad, porque yo puedo ser más o menos conocido en la izquierda madrileña, pero esas muestras de solidaridad han venido, también a través de las redes sociales, de todo el Estado y de muchísimas organizaciones, y eso me ha sorprendido gratamente. Estoy tranquilo en la medida de la convicción en mis ideas; no me da miedo lo que pueda pasar, porque pase lo que pase creo que lo que he hecho es justo.

¿Y cómo va la Coordinadora de Asambleas Republicanas de Pueblos de Madrid

Es el movimiento que estamos creando; una coordinadora de asambleas, y queremos hacer crecer esas asambleas en todos los pueblos y barrios tanto de Madrid como del resto del Estado. Pondremos todo nuestro granito de arena para que así pueda ser, porque entendemos que el movimiento republicano como mejor puede articularse, como más unitario y plural puede ser y como más gente puede recoger es no a través de plataformas de organizaciones sino a través de asambleas, porque a través de las asambleas todos los ciudadanos –sean de la organización que sean o no tengan organización– pueden estar ahí y decidir el desarrollo del propio movimiento republicano. Las plataformas de organizaciones pueden estar bien, pero se quedan en manos exclusivamente de los militantes de esas organizaciones, y de lo que se trata es de abrir mucho más, por eso apostamos fuertemente por un movimiento republicano asambleario y plural.

Los antidisturbios que te detuvieron te acusaron de desobediencia, resistencia y atentado, aunque finalmente el juez te ha imputado ‘sólo’ por desobediencia o resistencia…

Sí, y recalco: desobediencia ‘o’ resistencia, no desobediencia ‘y’ resistencia. Y el tema de atentado ni lo menciona; yo creo que ha debido de ver el vídeo y ha debido de ver que los policías no han estado muy acertados ni en sus actuaciones ni en sus acusaciones.

¿Es cierto que tú también has denunciado a esos antidisturbios?

Sí, por supuesto. Los denunciamos por detención ilegal, lesiones leves y maltrato. Ese tema está a la espera porque aún no nos han llamado de ningún juzgado, pero estamos a la espera de que el juzgado al que le haya correspondido la denuncia nos llame a declarar, y en ese momento lógicamente presentaremos todo lo que tengamos que presentar. Una de las cosas afortunadas es que se grabó todo, y se ve que miente quien miente…

Sí, habéis tenido la suerte de que existan imágenes de vídeo de la detención; otros detenidos en circunstancias similares no han tenido tanta suerte…

Sí, y en esos casos es la palabra de un ciudadano contra la de un policía, y la del policía, como autoridad, tiene muchísima más validez que la del ciudadano. Afortunadamente, en este caso no es la palabra de ellos contra la mía, sino las imágenes de vídeo, que reflejan bien lo que pasó.

Tú has destacado que los antidisturbios te pidieron que te identificaras justo después de que hubieras coreado “España mañana será republicana” y que te detuvieron poco después de que les respondieras que los delincuentes no estaban en esa manifestación sino en el Palacio de la Zarzuela; testigos de la carga policial del pasado 25 de septiembre en el barrio madrileño de Vallecas aseguran que aquella carga se produjo justo después de que los manifestantes –que protestaban contra el confinamiento selectivo de barrios obreros como Vallecas– empezaran a corear “aquí están los antifascistas”… ¿Son síntomas de que existe, digamos, un problema político con los antidisturbios?

Bueno, tiene mucho que ver con la Transición y con la falta de depuración de los aparatos policiales-judiciales –que son herederos del franquismo–, y las consecuencias de esa falta de depuración las estamos viendo. Desgraciadamente es así; nos gustaría que fuera todo muy democrático, que los jueces fueran justos o que en la cúpula judicial hubiera gente demócrata convencida, pero esa no es la realidad, la realidad es otra. Ahí vemos que el órgano del gobierno del poder judicial tendría que haberse renovado pero que lleva dos años sin poderse renovar porque la derecha, como lo tiene muy bien amarrado, no quiere para nada moverlo, incumpliendo la propia Constitución. Y en la Policía, la mayoría, o buena parte, del mando policial ideológicamente viene de esa corriente, de ahí que suceda que en el barrio de Salamanca se abracen a los ‘borjamaris’ y en el barrio de Vallecas nos golpeen a porrazos… y en la manifestaciones republicanas nos hagan lo mismo. Parece que ni el poder político puede controlarlos; teóricamente, los antidisturbios están al mando de un socialista, y no se comprende que un socialista permita esas situaciones y no dé explicaciones de por qué han sucedido. No entendemos por qué José Manuel Franco, que además de delegado del Gobierno es secretario general del PSOE de la Comunidad de Madrid, no ha respondido, no ha dado explicaciones, por estas barbaridades.

Desde la Coordinadora de Asambleas Republicanas de Pueblos de Madrid reclamabais recientemente la dimisión precisamente de José Manuel Franco y pedíais explicaciones al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por la “represión brutal” llevada a cabo por los antidisturbios tanto en tu detención como en la carga de Vallecas –dos hechos separados por apenas mes y medio–, que contrastan con su actitud ante las caceroladas contra el Gobierno de coalición en la zona también madrileña de Núñez de Balboa, en pleno estado de alarma.

Es que no pueden establecer esa diferencia de tratamiento, siendo además las manifestaciones de los ‘borjamaris’ absolutamente ilegales y habiéndose pedido para las otras las autorizaciones pertinentes. No es entendible ni comprensible que un delegado del Gobierno y un ministro del Interior q teóricamente son socialistas –teóricamente; y lo reitero: teóricamente– repriman así a la gente de izquierdas, por eso tienen q darnos explicaciones claras y precisas. A la Coordinadora de Asambleas Republicanas de Pueblos de Madrid nos gustaría que algún grupo parlamentario pida la comparecencia del ministro en el Congreso para que dé explicaciones sobre por qué reprime a la izquierda madrileña, por qué nos reprime reiteradamente, porque no ha sido sólo una vez, ya van varias. ¿Tendremos que esperar a la tercera? No, no puede ser.

Hablemos del movimiento republicano y de la república. ¿Divisáis un horizonte republicano en el Estado español?

Si, los que llevamos muchos años en esta pelea, vemos lo que ocurría hace cinco años –cómo estaba el movimiento republicano y cómo esta ahora–, pues desde luego… Y, más que al campo organizativo –en el que se ha avanzado considerablemente–, me refiero sobre todo al sentimiento social, a la sensación de la población; yo creo que la gente ya está viendo que esto no puede ser: que hemos tenido un rey corrupto, que no elegimos al jefe del Estado, que tenemos leyes injustas y no somos todos iguales ante la ley… En ese sentido, el sentimiento de la ciudadanía en su conjunto y el movimiento republicano están avanzando considerablemente, y por eso tenemos esperanza. Nosotros, como coordinadora, poquito a poco vamos creciendo, y no sólo estamos nosotros, hay mucho más movimiento republicano y está tomando un espacio mayor que el que tenía hasta hace cinco años. Por eso lo vemos con esperanza y la impresión es que ese horizonte está más cercano que lejano. Hace cinco años, la posibilidad de que pudiera abdicar era impensable, y ahora esa posibilidad está ahí…

¿Hablas de Felipe VI?

Sí, porque son muchos los escándalos que lo rodean y es mucho el autoritarismo que está teniendo en los últimos acontecimientos. En su salida a las diferentes comunidades autónomas, han sido reprimidos muchos ciudadanos, y nos consta que la Guardia Real siempre está implicada y presente en esa represión, mandando o comandando o al lado del resto de los cuerpos represivos, y lo sabemos de buena tinta porque lo hemos sufrido en carne propia. Esas cosas lo debilitan, aparte de los grandes escándalos de su padre, donde hay un montón de millones, unas herencias y un montón de cosas que en algún momento tendrán que salir a la luz, porque hay cosas que no se sostienen por sí mismas y son incomprensibles, como que su hermana no supiera cómo robaba su marido o que el hijo no supiera que el padre tenía tanto dinero y de dónde lo sacaba. Con todo eso, si el movimiento republicano va creciendo –que parece ser que es así–, yo creo que es viable la posibilidad de la abdicación. No digo que sea certera, pero sí es viable y posible.

Entiendo que te refieres no sólo a la abdicación sino también a la república…

El movimiento republicano estamos para que la abdicación sea hacia la república, por supuesto. A nosotros la abdicación para que siga reinando otro u otra nos da lo mismo, nosotros queremos que la abdicación lleve consigo la república, y en eso estaremos a tope.

 

Adiós al último superviviente español de los campos de concentración nazis. Sobreviviente de Mauthausen

El cordobés Juan Romero falleció anoche en la localidad francesa de Ay. Tras su muerte, ya no queda con vida ninguno de los 9.300 españoles que fueron deportados a campos de concentración nazis

España pierde un trozo irremplazable de su historia. Ya no queda ninguno. 75 años y cinco meses después de la liberación de los campos de concentración nazis, ha fallecido el último español que vivió aquel infierno y que pudo contarlo. El cordobés de Torrecampo Juan Romero Romero emprendió anoche su último viaje desde la localidad francesa de Ay, en la que residía desde hace siete décadas. Tenía 101 años y dejaba atrás una vida repleta de sufrimiento, de compromiso y de lucha por la libertad. Una vida en la que obtuvo el reconocimiento de Francia. Una vida en la que tuvo que esperar 101 años para que su patria le homenajeara y le tratara como lo que fue: un héroe.

Una vida de lucha

Nacido en abril de 1919 en Torrecampo (Córdoba), Juan Romero creció en el seno de una humilde familia de labradores. El deseo de acabar con las enormes desigualdades económicas y sociales que imperaban en aquella España le llevó a afiliarse a la Unión General de Trabajadores. A pesar de que solo tenía 17 años cuando se produjo la sublevación militar contra la democracia republicana, Juan se alistó voluntario para combatir a las tropas fascistas. Formando parte de la 33ª Brigada Mixta, luchó en la sierra de Guadarrama, Brunete, Guadalajara y Teruel. Especialmente dura para Juan fue la batalla de El Ebro, en la que tuvo que cruzar el río en una pequeña barca mientras los soldados franquistas le disparaban desde la orilla. Muchos compañeros murieron. Juan resultó herido, pero, después de recuperarse en un hospital de campaña, regresó con su brigada. Ante el ya imparable avance de los soldados franquistas, Juan cruzó la frontera hacia Francia en febrero de 1939.

Las autoridades francesas le internaron, junto a miles de compatriotas, en el campo de concentración de Vernet d’ Ariège. A pesar del mal trato recibido por parte de las autoridades galas, Juan decidió alistarse en la Legión Extranjera para volver a combatir al fascismo en la guerra que se avecinaba contra Hitler. Esta segunda contienda tampoco acabó bien para el luchador cordobés. En el verano de 1940 las tropas nazis le capturaron y le enviaron al campo de prisioneros de guerra habilitado en la localidad alemana de Luckenwalde. En ese recinto, en el que más o menos se respetaban los derechos humanos y las convenciones internacionales, tendría que haber pasado el resto de la contienda. Sin embargo, las conversaciones entre el régimen franquista y sus aliados nazis provocaron un dramático cambio en el destino de todos los españoles que, como Juan, se encontraban en esos campos para prisioneros de guerra. La Gestapo se dedicó a identificarlos, uno a uno, y los envió a los campos de concentración para ser explotados laboralmente y exterminados.

En la antesala de la cámara de gas de Mauthausen

Juan Romero fue uno de los más de 7.500 españoles que, tras haber formado parte del Ejército francés, ingresaron en Mauthausen-Gusen entre 1940 y 1942. Otros 1.800 compatriotas más, hombres y mujeres, serían deportados a otros campos de concentración nazis por pertenecer a la Resistencia. De los 7.500 de Mauthausen, unos 5.200 solo pudieron salir de allí a través de la chimenea del crematorio, convertidos en humo y cenizas. Juan tuvo fortaleza, inteligencia y, sobre todo, una buena dosis de suerte que le permitió sobrevivir.

Cuadro que conservaba en su domicilio Juan Romero como recuerdo de su paso por Mauthausen Carlos Hernández

El primer trabajo esclavo que le asignaron los SS fue en la temible cantera de granito donde los españoles pasaban cerca de doce horas picando y trasladando piedras. Cada minuto era horrible, pero Juan recordaba cuál era el peor momento de la jornada: «Cuando terminaba el día subíamos una piedra por la escalera, y que no fuera pequeña… Los SS eran unos criminales. Todos los días llegaban los carros de la cantera llenos de muertos». Él no terminó en uno de esos carros porque, tras varios meses de durísimo trabajo, le trasladaron a un grupo que trabajaba en el exterior del campo y que estaba dirigido por el kapo español César Orquín. Mejor tratado y con algo más de comida, Juan recuperó fuerzas hasta que, un día, resultó seriamente herido tras sufrir un accidente en el trabajo. Los prisioneros sabían que la enfermería de Mauthausen era un verdadero matadero. Los doctores SS se apresuraban a aplicar inyecciones de gasolina en el corazón a los deportados que ya no les iban a resultar útiles para el trabajo. Juan volvió a tener suerte y, con la ayuda de algunos enfermeros-prisioneros españoles, se reestableció.

Su siguiente y último destino en Mauthausen fue en el llamado «comando de la desinfección». Su misión consistía en recoger las ropas de las expediciones de prisioneros que llegaban al campo y, en unas grandes parihuelas, llevarlas al edificio donde las lavaban y desinfectaban. Juan no murió de hambre porque él y sus compañeros del comando siempre encontraban algo de comida en los bolsillos de esas ropas. Físicamente no era un trabajo especialmente duro, pero sí lo era a nivel psicológico. Juan tenía que contemplar, especialmente en los últimos meses de la guerra, los grupos de prisioneros que eran enviados a la cámara de gas: «Si había grupos que llegaban y en vez de ir a la ducha se quedaban fuera, eso era muy malo… Esos iban directamente a la cámara de gas».

Pesadillas hasta el día de su muerte

El luchador cordobés nunca pudo olvidar a aquellos grupos que se dirigían, sin saberlo, hacia el matadero. De todos ellos, cada vez que recordaba aquellos años, le marcó especialmente uno: «Llegó al campo un grupo, había hombres, mujeres, niños muy chicos. Eran 30 o 40. Nosotros estábamos para salir; esperamos a que entraran, pasaron delante de nosotros y una niña pequeña me sonrió… la pequeñita, la pobre, ignorante no sabía que iba directa a la cámara de gas. Y eso me hizo mucho daño. Yo he visto muchos grupos, pero aquella pequeñita, la niña que me echó una sonrisa… Aún ahora, por las noches, me acuerdo mucho de ella».

Cuando el 5 de mayo de 1945 los soldados estadounidenses llegaron a Mauthausen, liberaron físicamente a los prisioneros, pero nadie jamás pudo liberar sus mentes. Los recuerdos de lo sufrido en el campo, de los compañeros asesinados, de las atrocidades de que fueron testigos les persiguieron durante el resto de sus vidas. A ese trauma, en el caso de los españoles se sumó un drama añadido: no podían regresar a sus hogares porque España seguía en manos de Franco. Juan rehízo su vida en Francia. Se instaló en la localidad de Ay, se casó, formó una familia y desarrolló su carrera profesional en una bodega de Champagne.

Grupo de españoles supervivientes de los campos nazis que se establecieron en la localidad francesa de Ay. Juan Romero está de pie, el quinto por la izquierda Cortesía de Juan Romero

Al igual que el resto de supervivientes españoles, Juan tardó años hasta que el Estado francés le reconoció un estatus parecido al de los deportados galos. A partir de los años ochenta, especialmente, ya era considerado un héroe y tratado como tal. Recibió todo tipo de homenajes y condecoraciones como la prestigiosa Legión de Honor. Muy diferente fue la actitud de España. Durante la dictadura se trató de borrar y tergiversar la historia de los deportados y deportadas españolas. Olvido y falsedades que se mantuvieron durante la Transición y que han perdurado hasta hace muy poco tiempo.

A Juan los homenajes de su patria le han llegado en el último momento. Fue el pasado 5 de mayo, unos días después de que cumpliera los 101 años, cuando el Consejo de Ministros aprobó un texto en el que reconocía su figura. Un reconocimiento que le trasladó personalmente la vicepresidenta primera, el pasado mes de agosto. Carmen Calvo se trasladó hasta la localidad de Ay para decirle a la cara lo que Juan había esperado durante años y años: «Gracias por tu vida«. Calvo le agradeció haber luchado contra el franquismo y haber defendido la democracia en España y en toda Europa: «Nunca haremos lo suficiente, siempre estaremos en deuda con los antifascistas españoles que pagaron con su vida. Gratitud eterna desde la democracia española». Juan se mostró muy contento ese día y quienes le querían afirman que ese reconocimiento final le ha permitido irse en paz.

Juan Romero con sus hijos Bernard y Jeannine y su nieta Eva Carlos Hernández

Con la muerte de Juan Romero desaparece el último español deportado a los campos de concentración nazis. Los cerca de 4.000, entre ellos un mínimo de 300 mujeres, que lograron sobrevivir a las alambradas de Mauthausen, Buchenwald, Ravesnbrück, Sachsenhausen, Dachau o Auschwitz han ido marchándose durante los últimos 75 años. Casi todos ellos murieron olvidados, ignorados, sin haber sido reconocidos por el Estado español. Ahora ya son Historia.

Vicente García Riestra, superviviente asturiano del campo de concentración de Buchenwald puso voz en 2017 a lo que sentía entonces Juan Romero y el último puñado de deportados españoles que todavía seguían con vida: «Somos una especie en peligro de extinción. Estamos llamados a desaparecer. Y qué vamos a hacer. La vida es así». La vida es así.

Que la tierra le sea leve.