14 de octubre de 1964: Martin Luther King, Jr. fue un pastor estadounidense de la iglesia bautista mundialmente conocido por su papel crucial en Estados Unidos al frente del Movimiento por los derechos civiles para los afroamericanos y que, además, participó como activista en numerosas protestas contra la Guerra de Vietnam y las injusticias sociales. Luther King nació el 15 de enero de 1929 en la ciudad de Atlanta, en el estado de Georgia. Los Estados Unidos de la infancia y juventud de King conservaban todavía las profundas huellas de la sociedad esclavista que se estableció al sur del país y cuyas trazas de injusticia se mantenían vivas en las injustas leyes de segregacionistas. Estas últimas se justificaron con el lema «separados pero iguales» y mantuvieron la división entre “blancos” y “negros” en las escuelas públicas, lugares públicos, medios de transporte, baños y restaurantes e incluso fuentes públicas de agua potable. Martin Luther King creció en medio de este ambiente totalmente injusto para los afroamericanos y a la par que consolidó su carrera de predicador religioso trató de impulsar reformas que acabasen con este cuadro de injusticias.
Tras haber conseguido su título como doctor en Teología, King se dedicó de lleno a participar en el movimiento por el final de las leyes segregacionistas y la reivindicación de los derechos civiles. A su interpretación de la biblia, Martin Luther King sumó las enseñanzas e ideas de pensadores como Henry David Thoureau y Mahatma Gandhi. Desde un comienzo King rechazó la utilización de la violencia para obtener cualquier fin político. Para la época en la cual Rosa Parks se negó a no ceder su asiento a un hombre blanco en un autobús (1955), Luther King ya era una figura reconocida dentro del movimiento de lucha civil. Durante todos los años de su activismo Martin Luther King fue arrestado y perseguido varias veces. Incluso sobrevivió a un ataque con arma blanca ocurrido en 1958.
La oratoria, convicción y carisma de Luther King lo convirtieron en una figura de sumo respeto tanto para sus copartidarios como para sus rivales políticos. La entrega de King hacia su causa fue premiada el 14 de octubre de 1964 con el premio Nobel de la Paz. En el discurso de aceptación del galardón, el pastor recordó la vigencia y vigor que tenía en ese momento la lucha por los derechos civiles y contra el racismo que acontecía en su país. Minimizó su papel en el movimiento y prefirió resaltar las acciones que se estaban generando en colectivo. Del mismo modo recordó a todos los mártires y víctimas que había dejado esa lucha durante esos años. Entre las frases finales de ese discurso legó el siguiente testimonio:
“Hoy vengo a Oslo como depositario, inspirado y con renovada dedicación a la humanidad. Acepto este premio en nombre de todos los hombres que aman la paz y la fraternidad. Digo que vengo como depositario ya que en lo más profundo de mi corazón soy consciente de que este premio es mucho más que un honor tan solo para mí”.