Carmen nació en Almería, un 10 de diciembre de 1867, dentro del seno de una familia acomodada, dado que su padre era vicecónsul de Portugal en Almería, y contaba con varias propiedades en la localidad de Níjar. Desde joven, mostró un carácter curioso y una clara inclinación a la independencia. Por desgracia, sus progenitores tenían otros planes, y cuando solo contaba con dieciséis años, arreglaron su matrimonio con Arturo Álvarez, hijo del gobernador de Almería, y periodista. Este hecho la marcó mucho, tanto en lo que sería su posterior dedicación al periodismo, como en su firme defensa del divorcio y los derechos de la mujer.
Varios años después, en 1901, y trasladada ya en Madrid, se tituló como maestra, consiguiendo plaza en Guadalajara. Ese mismo año moriría su hijo, y tras eso, abandonaría a su marido, con quien nunca había sido feliz, debido a las infidelidades de este.
En 1902 comienza su trabajo como columnista en algunos periódicos de tirada estatal, primero en el diario el Globo y más tarde en el Diario Universal, donde empezó a escribir sus columnas bajo el pseudónimo de Colombine, sobrenombre que ya le acompañaría el resto de su vida y con el que se le conocería en varios ambientes. También fue la primera mujer en ser reconocida como periodista profesional. Sus columnas hablaban sobre el día a día de las mujeres, modas y algunas iniciativas europeas de interés para la mujer y fue ahí mismo donde empezó campañas para la legalización del divorcio. En 1906 inició su campaña más famosa por el sufragio femenino en el Heraldo de Madrid, causando tanto revuelo entre algunos círculos madrileños, que pronto fue destinada fuera de la ciudad por órdenes del gobierno conservador de Antonio Maura, aunque eso no paralizó sus tertulias feministas ni mucho menos, su lucha a favor del voto femenino. En esta época conocería a Ramón Gómez de la Serna, con quien mantendría una relación durante veinte años.
Fue también una firme defensora de la objeción de conciencia, después de viajar a Melilla como periodista tras la derrota del ejército español en el Barranco del Lobo y observar con sus propios ojos el estado de los jóvenes destinados al norte de Marruecos.
Cuando el 1931 se proclama la II República, Carmen logra ver muchas de sus aspiraciones hechas realidad, como la legalidad del voto femenino, el divorcio o el matrimonio civil, una lucha que ella llevaba años peleando sin aparente resultado, a través de sus publicaciones literarias y en los diarios de la época. Se afilia al Partido Republicano Radical Socialista y ahí comienza una carrera política como defensora de los derechos y libertades de las mujeres.
Tras un tiempo como asidua de los movimientos políticos y culturales que tenían lugar en Madrid durante la República, Carmen de Burgos falleció, de forma repentina, un 9 de octubre de 1932, tras encontrarse mal mientras debatía en una mesa redonda sobre la educación sexual.
Después de una larga trayectoria literaria y periodística favor de los derechos de la mujer, con el golpe de estado y la llegada de la dictadura de Franco, Carmen de Burgos cayó en el olvido, ya que su nombre sería incluido en la lista de autoras prohibidas, desapareciendo todos sus libros y publicaciones de las bibliotecas y las librerías.
Un 1 de octubre del 1931, el sufragio femenino en España pasó de ser un sueño, a ser una realidad. Y aquí nuestro homenaje a una andaluza que luchó por él.