Luis Gimeno, militante por la República: “El Estado va a proteger la Monarquía y eso conllevará represión”

Fue detenido el 9 de agosto durante una manifestación contra la monarquía en Madrid y puesto en libertad con cargos, tras lo cual él mismo ha presentado también denuncia. Con 45 años de militancia a las espaldas, confía en la fuerza del movimiento asambleario que pide preguntar a la ciudadanía qué forma de estado quiere para su país.

Luis Gimeno Lopesino posa junto a la escultura dedicada a los movimientos vecinales en Leganés.

Luis Gimeno Lopesino fue detenido el 9 de agosto durante una manifestación contra la monarquía en Madrid. Tras más de 12 horas en dependencias policiales, fue puesto en libertad con cargos. Considera que su detención no es significativa en sí, sino que forma parte del modus operandi habitual, que es acudir a la represión para proteger a una institución que ha quedado desenmascarada tras la espantada del rey emérito, explica a El Salto.

Gimeno Lopesino forma parte de un movimiento asambleario por la república que el 2 de diciembre de 2018 convocó una consulta popular en la que preguntaba a la ciudadanía qué forma de Estado elegirían, de poder hacerlo. El 22 de junio de 2019 se celebraba una nueva consulta y en a finales de ese año se constituía la Plataforma Consulta Popular Estatal Monarquía o República, que pretende llevar esta iniciativa a otros territorios. El plan ha tenido que ser aplazado a 2021 por el covid-19.

Gimeno Lopesino coordina la Asamblea por la República de Leganés y lleva en la mochila mascarillas por la república y una larga trayectoria de militancia política. Nació en 1957 en una chabola de Santa Catalina, un poblado de Vallecas, en una familia de ferroviarios, camino que él continuó. También recogió de su familia el testigo de la militancia de izquierdas, y menciona como detonantes los libros que compartía con él su hermano, que más tarde se exiliaría, y la paliza que le dieron a su madre el 1 de octubre de 1975: la mujer se dirigía a la fábrica de cinturones de la calle Hileras de la que Luis había sido despedido para pedir explicaciones y se cruzó con “unos fascistas” que ese día acudían a la que sería la última aparición pública del dictador, un encuentro multitudinario en la Plaza de Oriente.

Su detención, explica, le hace creer aún más en el movimiento republicano asambleario. “Es necesario potenciar este movimiento, que haya asambleas en todos los barrios, y Leganés está marcando un camino”, dice, orgulloso de su asamblea. Porque, de llegar la república, asegura, hará falta que existan movimientos de base para que  sea “una buena república”.

El pasado 9 de agosto, en la plaza de Ópera de Madrid, fuiste detenido, según denuncias, de forma violenta. ¿Cómo fue tu detención y qué pasó después?
Yo venía de Arenal, y en Sol con Arenal ya me identificaron, porque estaban pidiendo identificación a diestro y a siniestro a toda persona que llevara simbología republicana. Yo llevaba mi mascarilla y me identificaron. Al llegar a la Plaza de Ópera me cuentan la situación, que es que, aunque la Delegación de Gobierno no había comunicado la prohibición, nos dicen que la convocatoria no está autorizada. Sin embargo, con la ley en la mano, el silencio administrativo supone la autorización.

Me entero y empiezo a gritar “España mañana será republicana”. Entonces, se me acerca uno de los antidisturbios y yo termino los cánticos. Y le digo: “Los delincuentes son los que están en la Zarzuela, ¿por qué nos identifican a nosotros?”. El hombre se pone algo nervioso y yo ya tengo la mano en el bolsillo para sacar la identificación y en cuanto el policía tira de mi cartera, yo como acto reflejo la protejo. Viene otro y me arrastran entre los dos hasta las lecheras, me tiran, y yo en el suelo me hago daño en las rodillas y los codos. Me ponen las esposas y uno de ellos, de forma violenta, me sujeta contra una de las lecheras y me aprieta un buen rato… Mi material bélico eran unas cuantas mascarillas republicanas para vender.

¿Vendiste alguna?
[Risas] ¡Me jodieron el negocio, porque yo pensaba vender diez o quince!

¿Qué pasó luego?
Cuando se calma la cosa, le digo que soy diabético y que las esposas me están haciendo heridas, para un diabético las heridas pueden tener complicaciones. Su respuesta es que me lo tenía que haber pensado mejor. Vino otro coche que me llevó a Leganitos, ahí el trato empieza a ser mejor y me aflojan las esposas. A los diez minutos me llevan a Moratalaz. Allí fueron correctos. En Moratalaz ya me dicen que el policía ha presentado parte de lesiones. Nada más llegar doy el teléfono de mi abogado, más tarde llama mi abogado a la comisaría y, por temas burocráticos, me hacen pasar la noche en la comisaría. A mi abogado le avisan por la mañana, por lo que estuve 12 horas sin asistencia letrada. Antes de soltarme, me comunican que me ponen en libertad con cargos, y que los cargos son atentado, desobediencia y resistencia. El que vea el vídeo verá que es imposible que pudiera lesionarlo, por suerte alguien grabó íntegra la detención.

Tras esto, tú interpones una denuncia a finales de agosto.
He estado unos días de vacaciones, he consultado a la asamblea, amigos, y al final he decidido interponerla y lo he hecho el 27 de agosto. La demanda la pongo por detención ilegal, maltrato y lesiones leves.

Eres coordinador de la Asamblea de Leganés por la República. ¿Cómo llegas a esa asamblea y cuál es tu papel?
Desde pequeñito en mi casa me transmitieron la idea de la República, en el interior de la familia comentábamos en la clandestinidad y mi hermano militaba en grupos clandestinos. A los 17 años empecé a militar en una organización política que ya se disolvió. Pero yo esto lo llevo en la sangre y en la cabeza, y esto me ha llevado a estar 45 años militando en diversos movimientos: migrante, pacifista, anti-OTAN… siempre en cuestiones en las que se conjugue la unidad de toda la gente de izquierdas.

La asamblea la creamos tras el referéndum del 1 de octubre en Catalunya, en 2017. Nos juntamos tres viejos militantes y dijimos: si esto pasa en Catalunya, en Madrid tiene que haber una respuesta también, queremos decidir República o Monarquía. Y empezamos un movimiento asambleario y convocamos el 2 de diciembre de 2018 una consulta popular. Terminó la consulta y vimos que esto tenía que seguir. Porque viene un cambio de ciclo político y habrá que implementar cosas que no se han implementado hasta ahora. O viejas cosas que estaban en la retaguardia. Y los hechos recientes sobre el rey emérito nos dicen que acertamos en el análisis.

Ahora estamos llenos de proyectos. Entendemos que tenemos que estar en los barrios de forma que todos tengamos capacidad de decidir y de juntarnos en una asamblea, con o sin partido. Por eso hemos creado la Coordinadora de Asambleas Republicanas de Pueblos de Madrid, donde están casi todos los municipios de mayor número de habitantes de la zona sur y también del norte. En Leganés ya tenemos una bonita trayectoria de dos años de existencia que incluye la colocación de una placa en homenaje a Yolanda González, la paralización de la medalla de oro a Felipe VI o el proyecto que hemos presentado del cambio de nombre de la Avenida Rey Juan Carlos I por el de Avenida de la Sanidad Pública. Ahora queremos meternos de lleno en el tema de la cultura.

Has mencionado que empezaste a militar muy joven. ¿En qué momento, en qué contexto?
Tenía 17 años, y empecé meses antes de morir Franco. Mi primera experiencia de militancia política fue en el Movimiento Comunista, un partido ubicado a la izquierda del Partido Comunista, donde estuve diez años. Fue una de las fuerzas que mantuvo la oposición de la ruptura con el franquismo, y no de la reforma que supuso la Transición. En casa, mi hermano me pasaba libros. Mi madre me llevó a la primera asociación de vecinos de Leganés —vine a Leganés en el 67— y ahí estaba entonces toda la izquierda leganense. Y conecté con este partido. Aprendí mucho y hubo un hecho que me marcó, que fue que detuvieron a mi madre el día de la última aparición de Franco, el 1 de octubre de 1975. Me habían despedido de una fábrica en la que yo trabajaba cerca de la Plaza de Oriente, y mi madre ese 1 de octubre fue a hablar con mi jefe. Todos los que estaban allí eran fascistas, y ella levantó el puño y le pegaron una señora paliza. La llevaron a comisaría y la tuvieron un mes en la cárcel. A partir de ahí di charlas por toda la zona sur explicando la detención a la militancia y, si ya estaba convencido, esto me dio mucha más fuerza.

Luego estuve en este partido hasta que no pudo ser. Y luego he seguido militando sin partido, porque no he encontrado ninguna opción que crea que puede transformar la sociedad.

¿No ha surgido la chispa con la nueva política?
No, no me ha llegado. Porque son viejas políticas, proyectos políticos que están ubicados en un espacio que ya existía, no es nuevo. Antes de surgir el 15M, nosotros, militantes de toda la vida, ya estábamos organizando asambleas de barrio, arrancando un movimiento asambleario desde donde se iniciaron las marchas contra la crisis y el capital, con las que fuimos capaces de traer ideas de otros lugares que aquí no se habían puesto en marcha, repito, antes del 15M. Y el 19 de junio de 2011 esto llevó a una movilización de más de 400.000 personas; en Madrid no se había visto nunca una movilización de ese tipo, y eso que ha habido muchas movilizaciones en Madrid grandiosas.

No sé si estoy interpretando bien el tono que usas con respecto al 15M. ¿Te molesta el 15M?
No, el 15M fue un interesante movimiento renovador, y hacía falta. Eso era lo que nosotros intentábamos sin lograrlo, y el 15M consigue que entre una generación a la que no llegábamos. Y me parece muy interesante, pero en los aspectos ideológicos tengo mis diferencias porque en un principio tenía una variedad peligrosa, donde había gente de extrema izquierda y de extrema derecha, y la historia demuestra que cuando esto ocurre puede ir para cualquier cosa. Pero, de hecho, nosotros estuvimos en el 15M.

Te preguntaba por tu pasado. Tú conoces la represión del tardofranquismo y la Transición, ¿se parece a la de ahora?
No podemos decir que sea la misma, sin duda la del franquismo fue más dura. Ahora lo que ocurre es que no hay represión directa, o no una comparable a la de entonces. La represión del franquismo era muerte, la de ahora es ideológica, no tanto física. ¿Cómo es posible que la idea republicana, durante el letargo de la Transición, no esté mencionada en las organizaciones? Es una forma de represión más sutil. Los movimientos más a la izquierda sí han sido reprimidos duramente, y si nos vamos al País Vasco, ahí ha habido mucha represión. Y en Catalunya el movimiento independentista siempre está en el punto de mira.

Por eso creo que mi detención en sí misma no es significativa, pero sí pone en evidencia, como en la ronda de visitas del ciudadano Felipe, que a los que se han querido manifestar se les ha mandado donde no se les viera y se les ha reprimido en más de un sitio o de dos, aunque no con mucha violencia. El Estado va a proteger la monarquía y esa protección conllevará represión. En mi caso, esto me da ganas de militar con más fuerza.

Quería pedirte algún apunte biográfico.
Soy el menor de seis hermanos. Nací en una chabola en un barrio ferroviario de Vallecas, en Santa Catalina, toda mi familia ha estado ubicada en la izquierda, incluso en la época más dura, mi hermano Carlos empezó a militar en al PCE-ML y se tuvo que exiliar en el año 72 a Francia. Yo era un chico muy ascético. Entre los amiguetes de Movimiento Comunista, en broma hablábamos de la ‘izquierda pedalina’ y la ‘izquierda silvista’: la primera eran los chicos y chicas que le daban al alpiste, y la segunda la que escuchaba a Silvio Rodríguez, tomaba café y leía poemas… Yo era el líder de estos. [Risas].

Dices que has trabajado siempre en cuestiones en las que se conjugue la unidad de toda la gente de izquierdas. ¿El republicanismo une a las izquierdas? ¿Existe eso de la unión de las izquierdas?
Existe como idea, y algunos lo intentamos mil veces y fracasamos mil veces. Pero, como me parece fundamental, sigo trabajando en ella.

Y, por acabar… ¿A cuánto las mascarillas?
[Risas] A 5 euros. También tengo camisetas.

Fuente: El Salto DIario