¿QUE NORMALIDAD QUEREMOS?

¿A qué normalidad queremos volver?
¿A qué normalidad queremos volver, a la que teníamos antes de la pandemia?
¿A la normalidad de la corrupción monárquica, a la normalidad de los gobiernos en la sombra sin ser elegidos (Ibex, multinacionales…etc.)?
Rafael Nadal declaraba hace unos días que “quería volver a la normalidad de antes de la pandemia” queremos pensar que no se refería a la normalidad de los recortes en Sanidad, a la normalidad de las privatizaciones, a la normalidad de los recortes en derechos a los trabajadores, a la normalidad del recorte en las pensiones, a la normalidad del consumismo excesivo, a la normalidad de contaminarlo todo como si no hubiera un mañana.
Porque no queremos volver a esa normalidad tan anormal, tan insolidaria, tan injusta.


No queremos volver a ver el deterioro de lo público que como ocurrió en Madrid, por ejemplo, redujo en unos 3.300 trabajadores sanitarios y cerca de 1500 camas hospitalarias en 10 años, de 2008 a 2018 (las mismas que se han habilitado durante esta crisis sanitaria en el hospital de campaña del IFEMA), según los datos del propio Servicio Madrileño de Salud.
No queremos volver a la normalidad de una atención primaria deteriorada que no permite a sus profesionales dedicar más de cinco minutos por paciente en consulta.
Tampoco queremos volver a una normalidad que mercantiliza el cuidado de nuestros mayores, rechazamos esa normalidad que hace negocio con sus cuidados y precariza las condiciones laborales y económicas de sus cuidadores. No, por supuesto que no queremos volver a esa normalidad.
No queremos volver a ver la injusticia que sufren nuestros investigadores y científicos teniendo que emigrar y desarrollar sus talentos en otros lares, porque el sistema les considere -tanto social como económicamente- por debajo de quienes, con escaso o nulo talento, salen en los programas televisivos de la prensa rosa. Y no digamos, si se les compara con aquellos que pelotean con un balón. No, a esa normalidad, no queremos volver.
Normalidades a las que no deseamos regresar, porque en esa normalidad ya hemos podido comprobar que la crisis la pagamos los y las de siempre, la clase trabajadora.
Así que, estas son las normalidades advenedizas que no queremos, porque apostamos y nos esforzamos por un para crear otras realidades, otras normalidades.
Ahora es el momento, ya es hora de visualizar una nueva normalidad. La experiencia de esta pandemia nos ha enseñado, nos ha re-enseñado (a un altísimo precio) que en algo nuevo debemos caminar a partir de este momento.
Una nueva normalidad que castigue con dureza a quienes se lleven nuestras riquezas a paraísos fiscales, una normalidad que condene gravosamente a los corruptos, a los que usan los fondos públicos en su propio beneficio.
Una normalidad en la que la crisis no la paguemos los trabajadores y trabajadoras. Una nueva normalidad que proteja y potencie la sanidad pública, y en la que el Estado asuma el cuidado de nuestros mayores impidiendo que se mercantilice sus cuidados, y valorando, tanto profesional como económicamente, a sus cuidadores. Mimarlos para que mimen. Una normalidad en la que la atención primaria pueda atender sin el límite de los 5 minutos por paciente. Una normalidad que priorice la inversión en ciencia e investigación, y que facilite el retorno de los científicos emigrados y expatriados. Una normalidad que proteja nuestro entorno, nuestro planeta apostando por un desarrollo sostenido y sostenible.
Una normalidad en la que todos seamos iguales ante la ley, en la que podamos elegir la jefatura del estado, y que nadie pueda esconderse en la Constitución Española para robar y nos ser juzgado.

Esa es la nueva realidad que queremos y que debe enterrar a la vieja normalidad.

¡Salud y República!

Leganés a 9 de mayo de 2020
Asamblea de Leganés por la República

LA REALIDAD SOCIAL DEL CORONAVIRUS

La realidad social del coronavirus nos está demostrando las carencias que han producido los recortes, facilitando el desmantelamiento de la sanidad y de todo el sector público en general desde la entrada en vigor de la nefasta Ley 15/1997, de 25 de abril, sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud.

También esta situación nos esta demostrando con claridad la hipocresía y falsedad de todos aquellos que durante todos estos años han provocado el debilitamiento de la sanidad pública en beneficio de la privada, exigiendo ahora lo que ellos mismos nos han estado arrebatando durante años con sus políticas de austeridad y privatizaciones.

Todos los esfuerzos se están centrando en cómo salir de esta crisis sanitaria, pero todas y todos nos preguntamos qué tipo de sociedad nos quedará después de esta catastrófica pandemia

En estos momentos, todos los esfuerzos se están centrando en cómo salir de esta crisis sanitaria, pero todas y todos nos preguntamos qué tipo de sociedad nos quedará después de esta catastrófica pandemia. Obviamente, nadie puede responder con certeza, pero lo que sí está en el imaginario colectivo es que la sociedad ya no será la misma

Quizás podamos desarrollar una sociedad más solidaria, o que los egoísmos se desarrollen aún más. Lo que es una certeza es que será una asignatura pendiente y que, para aprobarla, tendremos que arrimar el hombro recogiendo y continuando los valores más sociales y solidarios. Para ello, es necesario que las personas que creemos en una sociedad mucho más solidaria, justa y social nos preparemos durante estos tiempos de confinamiento para avanzar tras la crisis sanitaria, y no permitir que los egoísmos ganen espacios.

También en estos momentos se está planteando qué hacer para salir de la crisis económica generada por esta pandemia, y en ese sentido es importante resaltar varias cuestiones.

La primera, la entrega y solidaridad de las trabajadoras y trabajadores, fundamentalmente de la sanidad pública, así como las trabajadoras y ​trabajadores de los llamados servicios esenciales —ferroviarios, trabajadores de la alimentación transportistas, etc.— algo que viene a demostrar que solo el pueblo salva al pueblo.

En segundo lugar, hay que destacar cómo los adalides del libre mercado aprovechan esta crisis para aumentar los precios de los EPI y productos de protección sanitarios, así como de los productos alimentarios, y sin escrúpulos llenan sus bolsillos a costa del padecimiento del pueblo.

Los Pactos de la Moncloa apuntalaron esos “pactos del silencio y de la consolidación” de la poco democrática Monarquía

En tercer lugar debemos valorar la propuesta de los llamados nuevos Pactos de la Moncloa o Pactos de Reconstrucción económica y social. Si nos basamos en los Pactos de la Moncloa como base del posible futuro pacto, tendremos que reseñar —más allá de lo idílico de esos pactos que promocionan los firmantes de ellos y sus medios de comunicación— la importancia de sus contenidos. Porque aquellos Pactos de la Moncloa supusieron un retroceso en las condiciones de la clase trabajadora, así como el sometimiento de un movimiento sindical y asambleario muy reivindicativo que, junto con el conjunto de los movimientos surgidos al calor de la lucha antifranquista, también apuntalaron esos “pactos del silencio y de la consolidación” de la poco democrática monarquía.

Los pactos en sí mismos ni son buenos, ni malos, todo dependerá del contenido en ellos pactados. Si esos pactos blindan y potencian lo público en detrimento de lo privado, si no penalizan a la clase trabajadora en beneficio de la élite, si priorizan lo colectivo ante lo individual, esos pactos serán bienvenidos. Pero si esos pactos van a suponer el desembolso del Estado para sanear las economías de las grandes empresas, y una vez saneada devolvérselas a bajo coste [tal y como plantea el “flamante” alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell —destacado miembro del Partido Socialista Obrero Español— nos tendremos que oponer a ello. Si esos pactos van a suponer la protección y cuidado de los más débiles, serán bienvenidos.

Esta crisis nos ha demostrado que lo público y lo colectivo es lo que salva vidas, mientras que lo privado engorda las cuentas bancarias en paraísos fiscales

En la Asamblea de Leganés por la República a la que pertenezco apostamos por una salida que favorezca a las trabajadoras y trabajadores de nuestro país, y apoyamos lo público en detrimento de lo privado. Esta crisis nos ha demostrado que lo público y lo colectivo es lo que salva vidas, mientras que lo privado engorda las cuentas bancarias en paraísos fiscales. Por supuesto, en toda regla hay excepción. Como dice un buen amigo de esta asamblea: “No se trata de lo que se dice, sino de lo que se hace”.

Me gustaría resaltar, para terminar, el sacrificio de la población, sobre todo el de aquellas personas que tienen que convivir encerradas en pisos de 60 metros cuadrados o menos. Por supuesto, no es igual el encierro para unas personas que para otras, ni en lo económico, ni en lo social… ni en la convivencia diaria.

¡Solo el pueblo salva al pueblo!

Fuente: El Salto Diario

La realidad social del COVID 19

La realidad social de la COVID-19 nos está demostrando las carencias que han producido los recortes, facilitando el desmantelamiento de la Sanidad y de todo el sector público en general desde la entrada en vigor de la nefasta Ley 15/1997, de 25 de abril, sobre habilitación de nuevas formas de gestión del Sistema Nacional de Salud.

También esta situación nos esta demostrando con claridad la hipocresía y falsedad de todos aquellos que durante todos estos años han provocado el debilitamiento de la sanidad pública, exigiendo ahora lo que ellos mismos nos han estado arrebatando durante años con sus políticas de austeridad y privatizaciones.

En estos momentos, todos los esfuerzos se están centrando en cómo salir de esta crisis sanitaria pero todas y todos nos preguntamos qué tipo de sociedad nos quedará después de esta catastrófica pandemia. Obviamente, nadie puede responder con certeza pero lo que sí está en el imaginario colectivo es que la sociedad ya no será la misma.

Quizás podamos desarrollar una sociedad más solidaria, o que los egoísmos se desarrollen aún más. Lo que es una certeza, es que será una asignatura pendiente y que para aprobarla tendremos que arrimar el hombro recogiendo y continuando los valores más sociales y solidarios. Para ello, es necesario que las personas que creemos en una sociedad mucho más solidaria, justa y social nos preparemos durante estos tiempos de confinamiento para avanzar tras la crisis sanitaria, y no permitir que los egoísmos ganen espacios.

También en estos momentos se está planteando qué hacer para salir de la crisis económica generada por esta pandemia. Antes es importante resaltar varias cuestiones.

La primera, la entrega y solidaridad de las trabajadoras y trabajadores, fundamentalmente de la sanidad pública, así como las trabajadoras y trabajadores de los llamados servicios esenciales (ferroviarios, trabajadores de la alimentación transportistas…etc.) algo que viene a demostrar que solo el pueblo salva al pueblo.

En segundo lugar, destacar como los adalides del libre mercado aprovechan esta crisis para aumentar los precios de los EPIs y productos de protección sanitarios, así como de los productos alimentarios, y sin escrúpulos llenan sus bolsillos a costa del padecimiento del pueblo.

Entramos en la propuesta de los llamados nuevos Pactos de la Moncloa o Pactos de Reconstrucción económica y social. Si nos basamos en los pactos de la Moncloa como base del posible futuro pacto, tendremos que reseñar -más allá de lo idílico de esos pactos que promocionan los firmantes de ellos y sus medios de comunicación- la importancia de sus contenidos. Porque aquellos Pactos de la Moncloa supusieron un retroceso en las condiciones de la clase trabajadora, así como el sometimiento de un movimiento sindical y asambleario muy reivindicativo que, junto con el conjunto de los movimientos surgidos al calor de la lucha antifranquista, también apuntalaron esos “pactos del silencio y de la consolidación” de la poco democrática Monarquía.

Los pactos en si mismos, ni son buenos, ni malos, todo dependerá del contenido en ellos pactados. Si esos pactos blindan y potencian lo público en detrimento de lo privado; si no penaliza a la clase trabajadora en beneficio de la élite; si se prioriza lo colectivo ante lo indivual, esos pactos serán bienvenidos. Pero si esos pactos van a suponer el desembolso del Estado para sanear las economías de las grandes empresas, y una vez saneada devolvérselas a bajo coste [tal y como plantea el “flamante” Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell (destacado miembro del Partido
Socialista Obrero Español] nos tendremos que oponer a ello.

Si esos pactos van a suponer la protección y cuidado de los más débiles, serán bienvenidos.

En la Asamblea de Leganés por la República apostamos por una salida que favorezca a las trabajadoras y trabajadores de nuestro país, y apoyamos lo público en detrimento de lo privado. Esta crisis nos ha demostrado que lo público y lo colectivo es lo que salva vidas, mientras que lo privado engorda las cuentas bancarias en paraísos fiscales, por supuesto, en toda regla hay excepción.
Como dice un buen amigo de esta asamblea: “no se trata de lo que se dice, sino de lo que se hace”.

Para ir terminando, resaltar el sacrificio de la población, sobre todo la de aquellas personas que tienen que convivir encerradas en pisos de 60 metros cuadrados o menos. Por supuesto, no es igual el encierro para unas personas que para otras, ni en lo económico, ni en lo social… ni en la convivencia diaria.

Leganés 26 de abril de 2020

¡Solo el pueblo salva al pueblo!

Por una salida de la crisis que favorezca a la clase trabajadora

Asamblea de Leganés Por la República


 

Leganés 26 de abril de 2020

UN NUEVO PACTO DE LA MONCLOA? NO, GRACIAS!!

¿UN NUEVO PACTO DE LA MONCLOA?

¡ NO! GRACIAS

Arrimadas la nueva presidenta del partido Ciudadanos, consciente que su papel en la escena política es anecdótica tras el último fracaso electoral de Cs e intentando recuperar algo su influencia, ha tomado la iniciativa enviando una carta al presidente, donde pedía al gobierno poner en marcha unos «Pactos de Reconstrucción Nacional» con la idea de reeditar los Pactos de la Moncloa para el siglo XXI. Sin excluir a ninguna fuerza política, pero aclarando que negocie primero con los partidos que tienen “sentido de estado”.

El PP y VOX están jugando al mus, ponen caras y juegan a la grande, sin llevar cartas y también a la chica, dicen que no son partidarios de este pacto, que dimita el gobierno y que les deje paso a ellos o a un gobierno de la CEOE, o incluso de militares (semi-golpe de estado) y a la vez mantienen por internet una campaña feroz de difamación con noticias descaradamente falsas, extendiendo falsos rumores contra los “rojos” minando su honorabilidad, el caso es, que pudiera ser que les saliera bien la jugada, pues apariencias aparte, son los mayores partidarios de dicho pacto y saben que tienen que contar, por lo menos con el primer partido de la oposición (PP).

Los partidos nacionalistas de derechas en su mayoría también dicen que no lo quieren, cada uno de ellos, por diferentes motivos, (con la salvedad de Cataluña por la situación tan especial de acoso contra su gobierno desde que se aplicó el 155 hasta la actualidad y en este pulso, es difícil saber cuál será su posición o posiciones,) en el resto de estos partidos nacionalistas, al final, mandara más, lo que les mande su industria territorial, dependiendo si las condiciones de dicho pacto , satisfacen los intereses específicos de su patronal y tras innumerables reuniones obstaran por el sí.

Los independentistas de izquierda, son los únicos que se puede asegurar que se opondrán, pues las terribles consecuencias de este pacto para las clases trabajadoras, no va a entender de fronteras y serán iguales en todo el estado.

Los grupos políticos autonomistas, cerraran filas, a favor de esta mayoría, como nos tienen acostumbrados, salvo la duda de Teruel Existe, que al ser nuevos en el espectro político y con una militancia vario pinta, es difícil saber su decisión.

En el conglomerado de organizaciones amigas, escisiones…de Podemos, con un discurso de izquierdas, cada vez más relajado una vez que han tocado poder, (de hecho Pablo Iglesias ha pasado en muy poco tiempo del: no es necesario a decir que España lo necesita), a esto hay que añadir una carga de profundidad para este partido que con-gobierna, cuando en la carta de Cs habla de “soluciones moderadas” , entendiendo estas como lo contrario de lo que podemos predica (desarrollar las medidas sociales y menos restricciones laborales para la clase trabajadora). Tendrán que abrirse a un debate interno, ciertamente interesante (solo a titulo filosófico: argumentos de: “será menos malo si estamos nosotros/as”, “podemos hacer de contra peso”, “hoy por hoy no se pude hacer otra cosa, ya lo haremos más adelante, primero salvar los empleos que podamos…” o un no, pues no vinimos a esto…) pues sean cual sean las intervenciones a “favor, en contra o “ni con si ni con sa”, al final estarán obligados a votar sí o no a dicho pacto y esto fotografiara a cada grupo y a sus líderes, por lo que entra en las posibilidades alguna escisión más. Pues no solo somos lo que decimos, también somos lo que hacemos. Veremos cómo aguantan este chubascon.

El presidente Sánchez que ha definido esta situación como: la «gran crisis de nuestras vidas”, ha acogido la propuesta de Cs (que ya la llevaba rumiando en su cabeza desde hace tiempo) con un entusiasmo desbordado, ha sabido desenvolverse y pasar de los escasos apoyos parlamentarios con que contaba, a iniciar dichos encuentros preparatorios. Contentando a su corriente interna más conservadora y el silencio de su corriente más progresista ya acostumbrada al “donde dije digo, digo diego”.

Ahora toca esperar a si este nuevo pacto se va concretando y como va reaccionando Podemos y añadidos, en especial su líder: Pablo Iglesias ante las presiones de la CEOE y las multinacionales, dicho de otra manera, de la Gran Patronal. Y dependiendo de esto o no, que el PSOE prefiera buscar nuevas y diferentes alianzas entre la oposición; como insinuó tanto en la última campaña electoral, como en la búsqueda de un nuevo gobierno en las penúltimas elecciones y que le quitaban el sueño, para aplicar la única “lógica del Mercado”, buscando soluciones más drásticas para salvar el culo a los grandes capitalistas y ocasionando un nuevo drama aun mayor para los y las trabajadores/as. Que en definitiva eso fueron los Pactos de la Moncloa para nosotros/as Y/o nuestros padres o abuelas.

En fin, ya veremos lo que pasa, en cualquiera de los casos que cada palo aguanté su vela y como dije antes, somos lo que decimos y también lo que hacemos.

Por parte del P.P. Casado que no quiere desprenderse de su alianza con los otros dos partidos de derechas, pues eso le costaría dejar de gobernar capitales y autonomías importantes, tras su gran merma de resultados electorales, ve esta propuesta con el recelo lógico del que no quiere dar la oportunidad y la exclusividad al rival (psoe) de ser el salvaguardia de los intereses de la patronal, a los que este partido obedece ciegamente.

Para el submundo de los restos inmovilistas del fascismo y la dictadura parece que todo esto no fuera con ellos. Pero de ser posibles dichos pactos, no se quedarían atrás, obedecerán como buenos perros a sus amos, la patronal más reaccionaria y a la que sin serlo tanto, los mantienen en la reserva “por si llegado el caso, les hicieran falta”. Tanto si los apoyan (estilo fraga: los. Económicos si, los P. Políticos no) como si no (dando una creencia a la izquierda que, si está en contra VOX, no pueden ser tan malos).

En la actuales y trágicas circunstancias (corona virus) el mínimo común múltiplo de las tres derechas ha sido una campaña de acoso y derribo del gobierno basada en extender falsos rumores sobre sus ministros o sus personajes más populares, tratando de desviar la atención sobre la nefasta gestión de esta derecha en los servicios públicos y en especial en la sanidad, residencias de mayores…. en los sitios donde han gobernado, llenándose los bolsillos a costa de las privatizaciones de estos servicios públicos, esta forma de hacer, CORRUPCIÓN, ya la traían aprendida del franquismo Y EL POS-FRANQUISMO, que es donde se desarrolla la firma de los pactos de la Moncloa (otros la han ido aprendiendo posteriormente)

Por su parte la Gran Patronal (CEOE), que siempre afirmaba que el mercado se rige solo y, por consiguiente, la no injerencia del estado…. Se han comido sus palabras y en un tono exigentemente pertigueño, ahora nos haba de lo común, de la solidaridad, que todos estamos en el mismo barco…. Estas frases en boca de quien las dice, la verdad es que dan mucho miedo.

A los grandes sindicatos, les costaría en principio el aceptarlo gratuitamente y no sabe muy bien en qué tipo de “especies y abalorios” se le puede volver a comprar su nueva “paz social”. Imprescindibles para que este pacto tenga efectividad, pero dado que ya han hecho afirmaciones favorables, seguro que ya lo tienen pensado.

 

¿QUÉ SON LOS PACTOS DE LA MONCLOA Y POR QUE NOS REFERIMOS A ELLOS EN PLURAL?

Porque en realidad fueron dos: el económico y el político.

 El primero es un listado de medidas drásticas contra los trabajadores, principalmente de reducción de salarios, favorecer los despidos…. en una época donde el movimiento obrero era muy combativo y con grandes victorias económicas, sociales, políticas…. Y sus reivindicaciones incluían acabar radicalmente con los restos del franquismo: la monarquía, sus leyes, sus jueces, su policía, sus políticos…… (por poner un ejemplo. Había más huelgas en el estado español que en el resto de Europa). EL SINDICALISMO ESTABA EN SU APOGEO y era ASAMBLEARIO Y UNITARIO, destacaba principalmente las CCOO, pero no eran los únicos, en menor grado pero con importancia, avanzaba a pasos agigantados en su reconstrucción la CNT, algo la UGT, un sinfín de grupos asamblearios autónomos de empresa, algunos de ellos sectoriales, la USO, AOA, Comités obreros… y meses antes de estas firmas, en la estricta clandestinidad se escindieron de CCOO el Sindicato Unitario, y la CSUT, arrastrando a sus filas un porcentaje nada menospreciable de trabajadores/as, el motivo fue la sumisión de las CCOO al PCE de Santiago Carrillo, que ya llevaba tiempo fuera del camino de la ruptura con el franquismo y se plegaba a descubrir y emprender un camino nuevo junto a los antiguos falangistas que habían “cambiado de camisa” para salvar la mayor parte de los trastos del capitalismo franquista (Incluso durante un tiempo llego a pedir un gobierno de concentración), sabiendo que para ello era indispensable contar la mayor fuerza opositora, el PCE, aunque no la única (ni mayoritaria en el aglomerado de la oposición de izquierdas). Pero si la única capaz de ofrecerles la “paz social” a través de su correa de transmisión: CCOO.

El primer intento del gobierno de la UCD para firmar estos pactos fue con los sindicatos, que los rechazaron de plano. Pero el guante lo recogió Carrillo temiendo un acuerdo en exclusiva del gobierno con los socialistas -psoe y psp- (aunque estaban en la duda de aceptarlos, por lo menos aparentemente) y esto les dejaría en un plano subalterno, recordemos que la España Franquista presumía de ser el baluarte Contra el Comunismo en Europa y en el Mundo y los actuales ministros y empresarios procedían de ese sistema y pensamiento y en su gran mayoría ex miembros de la Falange. Era la época de “quien no sale en la foto, no existe”.

El sindicalista Marcelino Camacho S.G. de CCOO, llego a confesar muchos años después, que él estaba en contra de esa firma, pero como buen comunista disciplinado del PCE, los asumió.

EL ACUERDO ECONÓMICO: Presentaba dos tipos de medidas. Las primeras, a corto plazo, muy concretas y para su puesta en marcha inmediata: reducción de salarios y despidos, las segundas: a medio y largo plazo, simples promesas, algunas que cumplieron a medias y otras que incumplieron.

A las pequeñas empresas y autónomos, con la reducción del crecimiento de los créditos reflejado en estos Pactos, les supuso el cierre o en el mejor de los casos su agonía.

A la extensa cantidad de promesas para el futuro que contenían estos pactos, el único que se concreta, 700.000 puestos escolares en un año, no se la dota del presupuesto suficiente para realizarla. La carencia de escuelas públicas era notoria en todos los barrios y esta fue otra más de las batallas de la izquierda revolucionaria y el sindicalismo combativo y el movimiento vecinal.

EL ACUERDO POLITICO: eran la antesala de la Constitución (su negociación fue el inicio de lo que muy poco después se desarrollaron de forma igual de oscura en la carta magna) y se vendieron como contrapartida al “apriete de cinturón de la clase obrera” y el acercamiento al Mercado Común Europeo (cosa que tardaría bastantes años más). Más tarde se aprobó el Estatuto de los trabajadores, con la misma intensidad de oposición, desde entonces este E.T., los Pacos de la Moncloa, Constitución y Monarquía, entrarían siempre en el mismo paquete.

Lo cierto es que necesitaban añadir nuevos interlocutores, menos rancios y más populares para que no cambiara la raíz ni la esencia del sistema anterior, por lo que aceptaron este injerto controlado. Además, en todo lo que “cedieron”, eran temas ya conquistados recientemente en la calle y/o en la ley, sin vuelta atrás. Los añadieron a estos pactos como pura propaganda: la libertad de reunión, la libertad de expresión, la libertad de asociación, la libertad de prensa.

Por el contrario, se mantienen importantes leyes franquistas: en especial la Ley Antiterrorista de Arias Navarro, que será utilizada para la represión de los piquetes de huelga en las movilizaciones contra estos Pactos.

La única contrapartida real de los Pactos fue la despenalización del adulterio y el amancebamiento, manteniendo el abandono de familia como delito para la mujer y del divorcio y la igualdad salarial, ni una sola palabra.

¿POR QUE ARGUMENTAN QUE ESTA CRISIS QUE SE NOS VIENE ENCIMA ES UNA SITUACION SIMILAR A LA DEL 77 ¿

El Capital siempre llama a la solidaridad, el pacto social, el consenso, al apoyo estatal ……cuando las cosas se le tuercen. y ven peligrar sus beneficios, esto es en lo único que se le parece.

La situación en el momento de dicha firma, en el 77 era: el Crecimiento del PIB del 2,8 %, el Déficit Público del 2,0 % y el Desempleo del 5,69 %. Comparándolos con la actualidad se puede ver que no coincide absolutamente en nada. Y lo que ocasiono la crisis en esos momentos fue la gran subida del precio del petróleo debido a la guerra Yon Kippur de Israel contra los árabes de 1973. Y que desde entonces la veníamos padeciendo, en un país tan dependiente de esta fuente energética como el nuestro, el barril de crudo pasó de 1,63 a 14 dólares, si lo comparamos con la actualidad, la bajada del precio del petróleo está en marcas históricas, y otras fuentes de energía están mucho más desarrolladas. Y como veremos más tarde esta situación empeoro notablemente tras esta firma.

Se han falseado tanto las cosas – recordemos que la historia la escriben siempre los victoriosos de las guerras – que muchos de los que nacieron en estas fechas o posteriormente, no han podido conocer la realidad, el día a día, del padecimiento de las consecuencias de estos pactos en las carnes de sus ancestros. Y ya solo se habla de este periodo de la transición en clave de propaganda política con adjetivos como: ejemplar, imprescindible, modélica necesaria….

Si bien todas las crisis económicas tienen algún rasgo en común, lo único que encuentro similar, era ver a mi madre comprando y acaparando alimentos básicos en las colas de los comercios, (los que posiblemente fueran más difícil de encontrar – o incluso imposible – a posteriori, pero sobre todo los que se presuponía aumentarían considerablemente sus precios) y no le faltaba razón (la inflación, que llegó a rozar el 30 % a finales del 1977 (22 % en 1976) como consecuencia, no solo del petróleo, sino de las devaluaciones de la peseta de 1976 y sobre todo de julio de 1977 en que el gobierno la devaluó un 24,87 %.) y ahora ver a mi hija haciendo algo parecido por si hubiera desabastecimiento.

Cuando esta clase política se refiere a una situación similar, lo que está sugiriendo es que quiere la aplicación de unas medidas similares pero actualizadas, con despidos y bajadas de salario incluido. Con el consenso suficiente y no tener que denominarlas por su impopularidad: nuevas reformas laborales (eso vendría un poco más tarde, como desarrollo de dichos pactos)

Los Pactos de la Moncloa redujeron los salarios un 10 % y el paro pasó del 5,69% en el momento de los Pactos al 25 % en muy poco tiempo. y el desempleo se situó en 900.000 personas (de las cuales sólo 300.000 recibían paro y se cebaba principalmente con los puestos de nueva creación ocupados por jóvenes, sobre todo en los dos primeros años), y siguió subiendo hasta alcanzar los 2 millones de parados/as en 1978.


Para garantizar su cumplimiento y ante el temor que los sindicatos no firmantes (que tenían una presencia importante) del acuerdo pudieran pactar convenios por encima del 20 % (que era la propuesta unitaria sindical, debido a los paupérrimos salarios y el coste de la vida) se establece, para las empresas donde esto ocurra, el despido del 5 % de la plantilla y la retirada de las ayudas fiscales y de crédito. El monopolio sindical para CCOO y UGT estaba servido y lo acompañaron de unas elecciones sindicales hechas a su medida y difusión en los medios, dejando al resto de sindicatos en una terrible reflexión de actuación en las empresas y cuando quisieron llevar la lucha a las calles, se encontraron con el trabajo sucio y oscuro de la policía, la guardia civil y los jueces al peor estilo fascista, pues venían de dónde venían y nunca fueron depurados, estando al mando de esta operación el siniestro Ministro de la Gobernación: Martin Villa. Corría tanta prisa poner estos acuerdos en marcha que no se iban a andar con miramientos de unos cuantos asesinatos en la vía publica si a cambio se marginaban o destruían a los opositores de estos pactos, y a las fuerzas políticas que insistían en la ruptura con el Franquismo. Necesitaban también esta “Paz Social” o por decirlo de otra forma, el menor grado posible de, conflictos sociales y laborales, (recordemos que en los primeros meses de 76 se produjeron 17. 731 huelgas, y la conflictividad fue en aumento) para: además de poder ponerlos en práctica, crear un ambiente lo más favorable posible a las negociaciones-pactos de la Constitución, que realmente se iniciaron con las de estos pactos de la Moncloa.

 

Como hemos dicho: el resumen y consecuencias de los Pactos de la Moncloa fue la reducción de los salarios un 10 % y el paro pasó del 5,69% en el momento de los Pactos al 25 % en muy poco tiempo.

La intención del gobierno, una vez conseguido el acuerdo con “socialistas y comunistas” era su rápida aplicación costara lo que costara y experiencia no les faltaba de la época fascista, por ello esta tarea la dejaron en manos del (responsable de asesinatos y torturas) Ministro de la Gobernación, Rodolfo Martin Villa, apodado: ”LA PORRA DE LA TRANSICIÓN” que ya había ostentado diferentes cargos de importancia en la dictadura y ministro de relaciones sindicales, con Arias Navarro “el carnicerito de Málaga” y en la actualidad con orden de búsqueda y captura internacional por «la represión de la concentración de trabajadores en Vitoria el 3 de marzo de 1976 [hecho histórico conocido como los «sucesos de Vitoria«, o la «Matanza del 3 de Marzo», (en la que fueron asesinados los obreros: Pedro Martínez Ocio, Francisco Aznar Clemente, Romualdo Barroso Chaparro, José Castillo García y Bienvenido Pereda Moral, otros a posteriori y en la que hubo más de cien heridos). En el marco de la «causa 4591/10 por los delitos de genocidio y/o crímenes de lesa humanidad de los tribunales argentinos y que el gobierno español actual sigue sin conceder su extradición en pago y gratitud a los muchos y muy sucios trabajos realizados para estado.

LA DURA REPRESION A LOS OPOSITORES

El Comité de Catalunya de la CNT tomó la iniciativa de proponer a los Comités de Catalunya de UGT y CCOO… unas jornadas unitarias de debate y análisis del “Pacto de la Moncloa”. Y de estas salió la convocatoria de una manifestación unitaria en contra de dicho Pacto en Barcelona el mismo mes de octubre, la participación fue muy masiva.

El miedo a que esta iniciativa se extendiera por todo el estado, cosa que ya estaba sucediendo, durante finales de octubre y el mes de noviembre se celebraron grandes manifestaciones en las principales ciudades del país, saltando todas las alarmas entre la patronal. El objetivo era aislar, marginar a esta central sindical (CNT) y romper sus lazos con los otros sindicatos, especialmente con los firmantes (ccoo y ugt). De estos últimos ya se encargarían sus direcciones, (que a la par de los acontecimientos empezaban a burocratizarse) y las de sus partidos políticos (que ya llevaban un tiempo burocratizados y contaban con la confianza, entrega, militancia férrea y disciplinada y obediencia de sus militantes forjadas en la reciente clandestinidad). Es una época de expulsiones por todo el estado de dirigentes de gran prestigio por su lucha antifranquista principalmente en CCOO. También de decepción entre obreros/as de base de estos dos sindicatos, por poner un ejemplo: del 1976 a 1977 la afiliación de CCOO se multiplico por seis, pero desde la firma de los pactos de la Moncloa van descendiendo vertiginosamente hasta casi desplomarse (pero no sus porcentajes de delegados de empresa), si bien es cierto también que muy posteriormente se recuperan.

Pese al rápido gran crecimiento e influencia de la C.N.T. en estos momentos, era un peligro tan asumible, como el crecimiento de los otros sindicatos revolucionarios, pero el hecho de esta demostración de fuerza obrera que en sí, era un llamamiento a todo el Movimiento Obrero a rebelarse unido a escala nacional para derrocar estos pactos y ante su notable acogida por la mayoría de la clase obrera y el aumento de la disidencia en estos dos grandes sindicatos, prefirieron no correr riesgos y encargarle su desaparición de la escena al ministro de la gobernación Martin Villa, quien ya había tomado precauciones al respecto y ”puesto manos a la obra” a la Brigada Político Social (BPS) tan temida durante la dictadura.

Posteriormente, manteniendo la movilización obrera contra los Pactos de la Moncloa, la CNT convocó una nueva manifestación en la misma ciudad. Con la presencia de un gran número de participantes, pero la Unidad Móvil de las BPS ya tenía la tarea hecha, y utilizó un confidente con el que ya habían trabajado anteriormente, Joaquín Gambín, alias “el grillo”, llegó a Barcelona 3 días antes de esta gran manifestación que tuvo lugar el día 15 de enero de 1978, donde poco después de finalizar esta, se produjo un incendio en la sala de fiestas “SCALA”, a causa de un artefacto explosivo; cuatro empleados fallecieron, de los que tres eran afiliados a la CNT. Sin importar este dato y sin tiempo que perder la policía acuso al movimiento libertario de estar detrás del incendio y en un tiempo récor (pues ya conocían los sospechosos) en menos de 48 h, se produjeron las detenciones.

En el juicio, repleto de irregularidades y denegación de testigos importantes, como el presunto autor ideológico, Martin villa. El perito especializado en este tipo de catástrofes, concluyo que en dicho edificio alguien había depositado una cantidad importante de fosforo, consecuencia del mayor alcance de la explosión. Ante este hecho nuevo, un informe del Fiscal General del Estado, Burón Barba, exigiera una investigación sobre la presunta participación de los Servicios de Seguridad del Estado en el incendio de la SCALA.

Resulta que ambos informes, el del Sr. Villalba como el del Fiscal General, desaparecieron del Sumario, no llegaron al Juicio Oral, celebrado en Barcelona tres años después, en diciembre de 1980. Extracto del artículo de Luis Andrés Edo.

Los condenados: José Cuevas, Javier Cañadas y Arturo Pa, en ningún momento aceptaron su participación directa en los hechos, aunque sí la preparación de los cócteles Molotov. Sintiéndose manipulados y dirigidos por el tal Gambim. Que por cierto no apareció por el juicio.

El tal Grillo-Gambim: declaro años más tarde en una entrevista entre otras cosas— que el comisario Escudero era su jefe directo. (El mando de este policía era Conesa, por entonces mano derecha de Martín Villa). También declaró que por sus trabajos de infiltración en la Confederación Nacional del Trabajo y/o por constituir el «Ejército Revolucionario de Ayuda al Trabajador» (ERAT), cobraba 45.000 pesetas mensuales, de dicho comisario y por el asunto de La Escala 100.000 pesetas de las de entonces.

Con el caso Scala y su insistencia en los medios de comunicación. comienzo a una campaña de acoso, desprestigio e intoxicación contra la CNT, lo que inicio su crisis y según continuaron los montajes policiales y la represión, avanzo en dicha crisis. (El 13 de marzo de 1978 murió Agustín Rueda, preso en la cárcel de Carabanchel, a consecuencia de la paliza, tres meses después Agustín Valiente falleció en Almería mientras intentaba evitar una detención policial. En junio de 1979, Valentín González murió por el impacto de una pelota de goma lanzada por la policía al reprimir la huelga de los trabajadores del Mercado de Abastos de Valencia…. Pero la represión no terminó aquí. Casos similares de montajes policiales se fueron sucediendo, como el de Michelin, SEAT…).

Pero no fueron los únicos en ser duramente represaliados: el pueblo vasco irreductible en no arrodillarse ante estos fanáticos del capital, sufrió especialmente este escarmiento de Martin Villa, pero también, aunque en menor porcentaje el resto del estado, con la mínima protesta en tono bajo o incluso el silencio de los firmantes. Por poner un par de ejemplos de esta época tan sangrienta: cuando no había pasado siquiera un año de estos Pacos de la M. se produce: el asesinato de German, militante de L.C.R en los San Fermines del 78, de un tiro policial en la frente, con la excusa de ver varias pancartas con el lema de amnistía a la llegada de la plaza de toros, con el resultado de más de 150 heridos, 11 de ellos de balas policiales, en 6 horas hubo más de 7.000 disparos de diferente material antidisturbios, las ordenes policiales por radio, fueron grabadas: “preparar todas las bocachas y tirad con todas las energías, lo más fuerte que podáis, No os importe matar!. Esta causa como otras muchas fue archivada sin juicio. (1)

Otro ejemplo de los cientos y cientos que hubo, es el del secuestro y su posterior asesinato el 1 de febrero de 1980… de Yolanda González, militante del P.S.T y estudiante de F.P: de 19 años, por un grupo de extrema derecha muy relacionado con la guardia civil y el servicio de información del ministerio de gobernación, ahora llamado de interior. La movilización constante de estudiantes unía sus demandas a las del movimiento obrero, bajo el lema: ¡obreros y estudiantes unidos adelante! y ella era una de las delegadas de la Coordinadora de Estudiantes,

Se podría afirmar, dada la cantidad acumulada de pruebas al respecto tanto en casos similares anteriores (Arturo Ruiz, Ángel Valentín Pérez, Juan Peñalver – ordenanza en la bomba al PAPUS- Miguel Grau…) como posteriores, que estos grupos de extrema derecha tenían su sede de mando y logística en la puerta del sol, en la temida DGS. Cosa que no dudara ninguno/a de los y las que acudían a estas manifestaciones, pues además de correr delante de la policía debías de tener cuidado por donde lo hacías para no encontrarte con estos “incontrolados” que estaban al acecho en los alrededores. “Tan incontrolados como lo fueron “el batallón vasco español, los GAL…”

La barbarie del Estado fue tal que entre los asesinados por unos u otros, no hubo ningún grupo de izquierdas que se salvara de no tener uno o varios muertos entre sus filas, incluidos los firmantes de este Pacto (como los jóvenes Andrés García, 1979, por una de esas bandas, José García Caparros 4 diciembre del 77 por la policía en una manifestación por el estatuto de autonomía de Andalucía……. Y se alargó los años necesarios hasta marginar totalmente ese movimiento obrero rebelde y esas fuerzas políticas revolucionarias, que se fueron disolviendo poco a poco como el azucarillo en el café, o reconvirtiendo su lucha dentro de los márgenes aceptables por dicho estado. PERO TAMBIEN ES CIERTO QUE QUEDAN RESIDUOS y BRASAS, DE AQUEL FUEGO DE ESPERANZA.

En resumen: Se produjeron varias huelgas generales principalmente en la construcción y en el metal. Sin embargo, el número de estas fue disminuyendo sensiblemente poco a poco hasta llegar a nuestros días. Con esta represión y el monopolio de las dos centrales mayoritarias, al cabo del tiempo, los intereses del capital se mantuvieron a salvo, la calidad democrática en la actualidad es muy escasa y también lo es nuestra capacidad de respuesta a la nueva agresión laboral y de libertades que se avecinan.

Pero todo esto no importa, es simplemente nuestro pasado reciente, que hemos de conocerlo para saber hasta dónde están dispuestos a llega y las armas que utilizan nuestros enemigos de clase, porque ahora la historia la escribes tú y tú. Y tiene paginas nuevas.

Pese a que en estos momentos ningún representante del capital vocifera como si fuera el treceavo mandamiento que el mercado se regula solo, si mantienen otros mandamientos, también llamadas Leyes del Mercado, como única fórmula de salida de este atolladero, apresurándose a pedir al estado liquidez monetaria, ayudas, subvenciones y exenciones fiscales para ellos y bajadas de salarios, más flexibilidad en los despidos…pues así lo manda el dios verdadero, el beneficio, Don Dinero. Y puesto que la crisis es global, la resignación debe ser de toda la humanidad, hasta alcanzar lo que ellos entienden por “normalidad”. Mientras que para nosotros/as: pequeños autónomos/as y trabajadores/as por cuenta ajena, paradxs… esta “normalidad” ha sido la culpable de todo este embrollo y para que no pueda volver a pasar, queremos otro tipo de normalidad, basada en la solidaridad, la justicia social y mayor igualdad de derechos, en todos los sentidos, de todo el género humano. Esta crisis es demasiado grave para dejar su solución en sus manos. Pon la tuyas para evitarlo. SOLO L@S TRABAJADORE@S SALVAN A L@S TRABAJADO@S

 

  1. La lucha por la Amnistía tanto la Política como la Laboral (tanto a los que estaban en la cárcel, como a los incluidos en listas negras de trabajadores/as, comprometidos con la causa obrera, a los que no se les daba trabajo). Estaba en el conjunto de reivindicaciones de la sociedad con grandes manifestaciones y especialmente en el mundo laboral, incluyéndose esta reivindicación en varias tablas reivindicativas de las negociaciones de convenio. Al final fue aceptada por fases, como una victoria de la izquierda, pero esta concesión traería consigo, un regalo envenenado, incluía por igual a las víctimas y verdugos y en consecuencia ya no se podían pedir legalmente en España, responsabilidades por las violaciones de derechos humanos cometidas por los aparatos de represión del estado, incluidos muchos de los ministros de esa época…

Rafael Flores, afiliado al STAP – Solidaridad Obrera