SI LOS HUBIERAN FUSILADO CON VIRUS EN VEZ DE BALAS

La derecha solo sabe relacionarse con la muerte de manera interesada. El dolor importa si puede patrimonializarlo, el duelo importa si es el de los suyos

Antonio Maestre

 

«No pueden elaborar el duelo porque no ha habido ni cuerpo, ni caja… es como si desaparecieran», es el titular de una entrevista en ABC en la que se habla del drama de muchas familias que han perdido a los suyos durante la crisis sanitaria del COVID-19. La psicóloga explica el proceso cruel y dramático que viven quienes no pueden despedirse de sus seres queridos y la importancia de ese proceso para poder rehacer sus vidas.

La derecha ha estado obsesionada con los ataúdes, los muertos y la tragedia por su carácter necrófilo. Insistió hasta lograr que se estableciera el duelo nacional y que el presidente llevara corbata negra. «Hay que honrar a los muertos», clamaba, porque la derecha solo sabe relacionarse con la muerte de manera interesada. El dolor importa si puede patrimonializarlo, el duelo importa si es el de los suyos. Las familias de las personas fallecidas por el virus merecen toda la comprensión, el acompañamiento y el apoyo que precisen. Una ceremonia para despedirse, un lugar donde ir a llorar a sus muertos y el respeto y el cariño de todos los españoles. ¿Por qué todo eso se les niega a las víctimas del franquismo? ¿No importa su duelo? ¿No precisan despedirse?

«Ayer enterraban al hermano de mi padre… en soledad. Hablaba con mi primo anoche y me decía: ‘Nunca habría pensado que no pudierais estar con nosotros’. Pero mucho peor lo tienen aquellos contagiados de los que su familia ni siquiera ha podido despedirse de ellos». Lo dijo Pablo Casado en la tribuna del Congreso en el debate sobre la prórroga del estado de alarma. La importancia de cerrar las heridas sí parece evidente para el PP cuando se trata de alguna vida humana con la que puede desgastar al Gobierno y usarla como arma arrojadiza.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, fue más solemne en su recuerdo emocionado al recordar la importancia de los monumentos a las víctimas: «La ética y la estética nos obliga a que el recuerdo de las víctimas esté siempre con nosotros». Una pena que no tuviera ese sentimiento moral tan loable cuando el Ayuntamiento de Madrid retiró las placas con nombres de víctimas del franquismo del Memorial de la Almudena. ¿Por qué tanta crueldad?

Ni Casado ni Almeida se acordarán de Ascensión Mendieta, no les importaba demasiado su duelo. Ella solo quería un lugar para poder llorar a su padre y cerrar el duelo que le venía acompañando durante 70 años. Lo consiguió muy poco antes de morir, después de años peleando contra una derecha ultramontana que consideraba que el duelo de los republicanos es algo innecesario, o que hay que prolongarlo para que sepan cuál es su lugar en la historia de España. No importa su dolor, ni que puedan despedirse o saber dónde están sus fallecidos ni cómo fueron sus últimos momentos. Solo reciben desprecio y humillación.

Durante esta pandemia ha quedado clara la importancia de poder despedirse de los seres queridos. La crueldad que suponía asistir a las últimas horas de alguien amado a través de una pantalla de móvil sin poder agarrar su mano y acompañarlo hasta el final. Sin poder llorar en un entierro junto a quienes le querían. Sin poder mostrar lo que nos hace humanos. Las víctimas del franquismo seguirán penando para conseguir recuperar los restos de sus fallecidos y un lugar donde honrar a sus familias y poder salir del duelo. Algo que tendrían si los hubieran fusilado con virus en vez de balas.

Fuente: El Diario

JUAN CARLOS NO SE MERECE UNA AVENIDA, LA SANIDAD PÚBLICA SÍ

JUAN CARLOS NO SE MERECE UNA AVENIDA, LA SANIDAD PÚBLICA SÍ

En los últimos tiempos nos vamos enterando la verdadera cara del mal llamado campechano, además de los regalos millonarios recibido de empresarios (yates… etc.), ha malgastado el dinero público con sus amantes, cuando a la vez a los trabajadores se les negaba una digna subida de salarios, ahora surge las comisiones millonarias por el AVE de la Meca,

Por esos delitos no se le puede juzgar, en el mejor de los casos se le juzgará por delito fiscal, no por corrupción pues de ser juzgado lo será de los hechos posteriores a su abdicación pues según esta constitución este señor puede cometer los delitos que quiera y no ser juzgado.

En Leganés lleva su nombre la principal avenida y desde nuestro punto de vista no se la merece de ninguna de las maneras, ya que no va a poder ser juzgado el pueblo a de condenarlo y una de las maneras de hacerlo es quitando el nombre de este señor de esa avenida.

Quien si se lo merece es quien ha cuidado el pueblo cada día aún a pesar de los recortes, a pesar de la disminución de plantilla y de camas han estado ahí dándolo todo, hasta sus vidas, se merecen un homenaje, un reconocimiento público y que mejor manera que la llamada Av., Juan Carlos I pase a llamarse AVENIDA DE LA SANIDAD PÚBLICA, sin duda que sería hacer justicia.

Hemos solicitado a los grupos progresistas del ayuntamiento lleven a pleno este cambio de nombre con la mayor diligencia posible.

Estamos a la espera que nos responda sobre las acciones que va a tomar al respecto de esta iniciativa o por compra nos informe de la inconveniencia de la misma.

Esta Asamblea estará vigilante para que se convierta en realidad este justo cambio de nombre de dicha avenida.

Asamblea de Leganés por la República
Leganés a 25 de junio de 2020

PARA ESTE 19 DE JUNIO, ABDICACIÓN

Este 19 de junio, hace seis años que proclamaron rey a Felipe de Borbón, en ese día los que protestaron por esa proclamación fueron reprimidos por la Policía y también detenidos, así comenzó su mandato, un mandato que no se sometió a la voluntad popular, se sometió a una herencia a la que no esta dispuesto a renunciar, como ha hecho con la herencia económica al menos públicamente , ya veremos si eso lo hace cuando llegue el momento si es real o solo imagen, algo a lo que suelen estar muy bien asesorados, esto es la gran justicia.

Hoy en el 2020 aún no nos han llamado a las urnas para elegir al jefe de Estado, la corrupción de la casa real es cada vez más evidente, comenzó descubriéndose la del alumno de Juan Carlos, Iñaki Urdangarin la infanta salió de rositas como es habitual en estos personajes. Ahora al maestro le sale su corrupción, tal como dijimos en el anterior comunicado solo se le juzgará por los delitos posteriores, los regalos millonarios, las comisiones recibidas, pelillos a la mar.

En este sexto aniversario se hace obligado pedir la abdicación del ciudadano Felipe de Borbón. Ese sería el mejor regalo que este señor nos podía hacer para celebrar su coronamiento.

Reivindicamos la 3a República con derechos sociales con leyes que impidan y castiguen con mayor dureza la corrupción.

La abdicación se hace imprescindible.

Asamblea de Leganés por la República

LO REAL

Lo real

La Fiscalía del Supremo depende de la Hacienda Suiza para imputar a Juan Carlos I por presuntos delitos de blanqueo de capitales. El actual monarca ha sido incapaz de sortear la crisis política abierta en España desde 2011.

¿Qué pasó por la cabeza de aquel hombre de 74 años mientras yacía tendido en el suelo de un bungalow, incapaz de levantarse? ¿Se acordó de los acontecimientos más lejanos en el tiempo o llevó su mente a lo más reciente? ¿Pensó que quizá era el final o solo creyó que su cadera, nada más que su cadera, había terminado momentáneamente con su alegre excursión de caza (y solo con eso)? ¿Pensó en su hijo? La literatura tiende a buscar en esos momentos de soledad y enfermedad el arranque de un relato retrospectivo. En su libro Final de Partida, la periodista Ana Romero ha puesto las bases para que ese posible relato sea rico en detalles, datos y fechas. La muerte de Juan Carlos I en aquella cabaña de lujo para cazadores habría sido el corolario de un relato de éxito. Pero no, aquel 13 de abril de 2012 comenzó a escribirse el epílogo de una historia que hasta entonces estaba demasiado bien armada para ser verdadera.

Muchos años atrás, en una encrucijada histórica, “El Rey” supo colocarse como una solución en lugar de como un problema. Sus contactos internacionales, su entendimiento con quienes manejaban la política exterior de Estados Unidos, con las dinastías de Oriente Medio y Marruecos y el feeling instantáneo que desarrolló hacia toda clase de aventureros de la política y los negocios fueron extremadamente útiles para un sistema con necesidad de entrar en los circuitos internacionales de acumulación de capital. En el interior, aumentó su prestigio entre las fuerzas armadas a medida que el Gobierno del PSOE enchufaba liquidez a la primera línea del escalafón militar. Políticamente era una combinación de ambas virtudes: el que controlaba a los generales y el embajador de los intereses de las empresas españolas.

El Supremo se encuentra ante el aprieto (porque para ese Tribunal lo es) de investigar si aquello que todo el mundo sabía no puede ser orillado esta vez en pro del consenso, la concordia y el espíritu de la Transición

Culturalmente, fue el rey de los cotos de caza, de la hispanidad sin complejos. Con cierto toque de hampón, como probarían las amenazas denunciadas por Corinna zu Sayn-Wittgenstein. Era el perfecto playboy internacional, como lo definió el periodista Tom Catan en 2007. En las bambalinas, a Juan Carlos lo definieron esas groserías que se le han permitido y aplaudido durante tantos años a los varones en su posición: “Estos tíos serán todos maricones”, dijo en un off the record poco antes de la cacería de Botsuana.

Jugar tantos papeles al mismo tiempo tenía un precio. En los albores de su mandato, Felipe González —otro macho alfa de esa vieja escuela— ya advirtió a Manuel Prado, socio del rey, de que el Gobierno necesitaba una rebaja en las comisiones por la posición privilegiada que jugaba Juan Carlos en el mercado de la importación y exportación de petróleo. Pasados muchos años de esas prácticas, la Hacienda suiza ha sido mucho más explícita que González: en 2008, el rey recibió una donación de cien millones de dólares por parte del Ministerio de Finanzas de Arabia Saudí. En la decimotercera semana del estado de alarma y, por primera vez desde la restauración borbónica de 1975, el Supremo se encuentra ante el aprieto —porque para ese Tribunal lo es— de investigar si aquello que todo el mundo sabía no puede ser orillado esta vez en pro del consenso, la concordia y el espíritu de la Transición.

Un safari en Botsuana, una noche con el primero de los españoles gimiendo y desamparado sobre el suelo de un bungalow, un reinado moría para que otro relato pudiera nacer: el relato del preparado, de la digitalización de la monarquía, el de los ases de la comunicación. La baza no iba a ser la espontaneidad, el salero o la gracia, sino la seriedad. No el aventurerismo, sino la domesticidad.

Ese rey previsible salió, previsiblemente, conservador. El acontecimiento clave de la historia de Felipe VI lo iba a amarrar al poste de la extrema derecha después del discurso del 3 de octubre de 2017. El poco velado instinto de supervivencia que el actual rey enarboló en aquel discurso —si se plantea la autodeterminación en España, la monarquía se parte la cadera— fue un signo de debilidad inesperado. Al querer hacer una demostración de fuerza, estaba mostrando las frágiles costuras de una monarquía que ya no funciona por consenso —si alguna vez eso existió— sino por un complejo arreglo entre poderes económicos, políticos y militares. Un complejo que había entrado en crisis al mismo tiempo que se sucedían los escándalos de corrupción de la casa Borbón.

La literatura encontraría en otro momento de ese año 2017 el momento clave para entender cómo todo se estaba yendo a la mierda en el régimen del 78. El 19 de julio, el guardés de una finca de Villanueva del Rey (Córdoba) halló el cuerpo sin vida de Miguel Blesa. El banquero de Cajamadrid, una figura de consenso para la izquierda y derecha del bipartidismo, que había sido condenado a seis años de prisión por apropiación indebida, se pegó un tiro con un rifle de caza.

En otro momento, el discurso hubiera sido tapado convenientemente por la fuerza centrípeta y centralizadora del bipartidismo. En el ciclo abierto desde 2011, el centrifugado de los distintos sectores que conforman el Estado no iba a hacer excepciones con el rey. El PSOE puede mantenerse en un discreto silencio pero, sin Alfredo Pérez Rubalcaba y con un Felipe González que ya no es referencia para ningún socialista nacido después del año 82, la ayuda que puede prestar el socialismo a Felipe VI para que no sea simplemente el “rey de los fachas” es escasa.

El rey emérito recibió, presuntamente, 80 millones de euros en comisiones por la construcción del tren de Alta Velocidad de La Meca a Medina.

 

La III República

Por suerte para él, Felipe VI no combate otro relato. El sentimiento republicano en España sigue siendo extremadamente débil. La izquierda heredera de la República mantiene, con otra nomenclatura, la misma disputa en torno a la cuestión nacional. Apenas se ha avanzado —en lo teórico, incluso se ha retrocedido— en la disputa eterna entre jacobinismo/centralismo, el federalismo y la experiencia anarquista. La explosión del independentismo en Catalunya, y el lógico desinterés de la izquierda abertzale ante cualquier paisaje de proyecto de vida en común de los pueblos de España, hace inviable retomar la experiencia republicana anterior. Explorar una posible fraternidad de los pueblos europeos es un punto de partida bello a la espera de un hipotético —y a día de hoy, improbable— momento fundacional de otra Europa posible. Demasiado lejos para creer que pueda pasar.

La III República española no parece una opción y, sin embargo, el reinado de Felipe VI es frágil. La tensión del Estado profundo con Pedro Sánchez y su Gobierno de coalición, apoyada en titulares y globos-sonda que indican que el rey está molesto, indignado o distanciado, sitúan al rey en un ambiente que favorece la desestabilización del Ejecutivo pero, a la larga, también de su reinado.

El núcleo central del reinado de Juan Carlos fue el tiempo de la alta velocidad y el turbocapitalismo de amiguetes. Los primeros años de Felipe VI son los de la alerta climática, la crisis de soberanía y la profunda decepción de las generaciones “mejor preparadas” de la historia. No faltarán candidatos a hacer todo lo posible para que el relato de la época de Felipe VI se pinte con los más vivos colores, pero de momento, la posible presencia de su padre en el banquillo de los acusados de un Tribunal terrenal, amenaza con llevarse por delante todo el empeño de hacer de su reinado algo monótono, que llame la atención lo justo.

Fuente: El Salto Diario

NO TODOS SOMOS IGUALES ANTE LA LEY

No todos somos iguales ante la ley

La fiscalía del Tribunal Supremo ha decidido investigar las actuaciones de Juan Carlos de Borbón, y eso en sí mismo es una buena noticia, pero esa buena noticia hemos de estudiarla y analizarla debidamente.

Escuchamos resaltar las palabras dichas por este ciudadano que todos somos iguales ante la ley, una falsedad muy grande, una gran mentira, ya nos informan que solo se investigarán los posibles delitos tras la abdicación de este señor. Y por tanto solo se le podrá juzgar, si es que se le llega a juzgar, por delitos fiscales, no los de corrupción que son los más graves con diferencia, puesto que según la constitución monárquica le hace ser inimputable mientras era Rey, el resto de los ciudadanos si cometemos delitos se nos imputa y se nos juzga y se nos encarcela. Si cualquier ciudadano comete un delito se le imputa, al rey NO, por lo tanto, eso de que somos iguales ante la ley es falso de toda falsedad.

Que las monarquías en general y la dinastía de los borbones, en particular, son corruptas y de conductas alejadas de los valores que promueven es algo demostrado en mil ocasiones. Recordar solo a modo de ilustración cómo tuvo que abdicar Alfonso XIII por ladrón, tras actuaciones alejadas de las que promovía para el resto de los ciudadanos.

Su posición en el golpe del 23 F ha quedado demostrada cientos de veces.

Los valores políticos del rey y sus posiciones son muy diferentes de los que promocionan sus seguidores de derechas y de izquierdas. Su posición en el golpe del 23 F ha quedado demostrada cientos de veces. Tendremos que esperar aún un poco para que se blanquee la realidad y no la propaganda de los juancarlistas, de los abanderados de la constitución de 1978. En ese momento esta Asamblea dará su opinión con mucha más nitidez.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Para que realmente se haga justicia es necesario cambiar la constitución, es necesario abrir un nuevo proceso constituyente que nos lleve a proclamar la Tercera República y sin duda, en ese proceso se deben blindar los derechos sociales (Pensiones, Sanidad Pública, Educación Pública, Igualdad, Derechos de los trabajadores, etc)

En eso estamos por ello vamos a trabajar con toda intensidad, acabar con un estamento feudal como la monarquía, hoy por hoy, se convierte en una necesidad.

Venimos diciendo en anteriores comunicados que tenemos que salir de esta crisis con valores progresistas y democráticos la abdicación de Felipe VI es una de ellas por todos los valores retrógrados que representa la Monarquía.

Para terminar, hay que decir que esta asamblea va a seguir trabajando por conseguir la unidad de todos los que defiendan estas cuestiones y seguiremos luchando para superar estas dificultades.

Reivindicamos que todos seamos iguales ante la ley y que ningún ciudadano sea impune por razón de su nacimiento o cargo como la ley hoy por hoy permite.

Asamblea de Leganés por la República
Leganés 11 de junio de 2020

CONTRA LA VIOLENCIA FASCISTA

Estamos asistiendo a un rebrote de la violencia fascista, reaccionaria
o ultraderechista, que todos estos nombres, y más, tienen estos
energúmenos.

SÓLO EN EL MES DE MAYO ha habido CINCO agresiones, que
nosotros tengamos documentadas.

La primera de la que tenemos noticia es del 18 de mayo, en la
Avenida de América, en una obra (autorizada) en un piso, entraron dos
hombres calvos, uno de ellos bastante viejo, con sartenes en las manos y, al
grito de “Polacos, iros a vuestro país” los agredieron, los insultaron: “Hijos
de puta” y los golpearon con las sartenes al ver que los estaban grabando.

El 20 de mayo, en Moratalaz, en una manifestación de Vox, intentaron dar la vuelta y decir que había sido una agresión de comunistas a un manifestante, hasta dijeron que había apuñalado el comunista al de Vox.

Un vídeo demuestra que fue el de la bandera el que inició la agresión,
rompiéndole la nariz al que acusaban de agresor, éste sólo se defendió.

El 23 de mayo, en una manifestación convocada en muchas capitales de provincia por Vox y que, en muchas ocasiones no guardaban la distancia de seguridad, hubo varias agresiones.

En Aluche, hacia el metro Empalme, una manifestación fue contestada por ciudadanos antifascistas, uno de los de la bandera española insultó y amenazó a una mujer diciéndola que sabía dónde vivía. Esto parece que ha sido más de un día.

Ese mismo día 23, en Granada, en un balcón ondeaba una bandera republicana, en homenaje al recientemente fallecido Julio Anguita, unos hombres envueltos en una bandera española se mearon en la puerta, al bajar el hijo del dueño de la casa a limpiarlo con agua, aprovecharon y se metieron en su casa con intención de quitar la bandera republicana, al tratar de impedirlo el dueño de la casa, el músico Juan Cuesta, fue salvajemente golpeado.

El mismo día, (las manifestaciones de la ultraderecha fascista parece que enardecen demasiado los ánimos de estos, y sacan los puños y los palos a pasear) en Málaga, al grito de “¡Viva Franco, viva Hitler y viva Vox!” la emprendieron a golpes con un hombre que les afeó esa conducta, a la sazón, sindicalista ferroviario de UGT. Le rompieron varias costillas y un brazo, amén de darle palos en la cabeza.

A todas estas agresiones físicas hay que sumar innumerables ataques verbales desde manifestaciones ilegales, porque contravienen todas o casi todas las prevenciones sanitarias en plena pandemia.

Ni que hablar, por conocidas, de las agresiones verbales en el Parlamento, diciendo Cayetana Álvarez de Toledo que el padre de Pablo Iglesias es un terrorista, o Díaz Ayuso, nefasta presidenta de la comunidad de Madrid, amenazando con que “si esto les parece grave (las manifestaciones de los pijos) se van a enterar cuando podamos salir sin ninguna restricción, esto les va a parecer una broma”.

En Leganés salen los fascistas a la calle y los ampara la policía, como en Núñez de Balboa o en otros lugares de España. A un miembro de la Asamblea republicana le pidieron la identificación, mientras a los manifestantes nada de nada.

Y a todo esto ¿qué hace Marlaska? ¿Por qué permite las manifestaciones ilegales, sin detenciones ni apenas multas? ¿Por qué la policía no ha detenido (que se sepa) a ninguno de los agresores de los que he hablado antes? ¿Por qué cuando hay una manifestación de izquierdas sí interviene la policía y aporrea y detiene a manifestantes y en éstas, no?

Opinamos que están muy crecidos y que, como sigan así las cosas, pronto habrá un muerto y puede ser la causa de una espiral sin fin, para la que ni la policía ni sus mandos están poniendo trabas.

¿Por qué tanta permisividad policial con la actitud violenta de una parte, mientras se reprime la pacífica contestación de la otra? ¿No será por la connivencia, o incluso hermanamiento, de ciertos miembros de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado con quienes muestran y realizan estas actitudes violentas?

Desde luego, tanto Internet como las redes sociales están plagadas de evidencias gráficas que así lo demuestran.

Ya hemos dicho en otros comunicados que saldremos a las calles a reivindicar que paren estas agresiones fascistas, a reivindicar la libertad y la calle misma, aunque ahora estamos siendo prudentes por la situación de pandemia, todavía no superada aunque haya una parte de la población que crea que ya ha pasado todo y que es más importante la economía que la salud.

Por cierto, nos acaba de llegar una noticia en la que dice que han aumentado los contagios en el barrio de Salamanca.

Por tanto

¡SALUD Y REPÚBLICA Y NINGUNA AGRESIÓN FASCISTA MÁS!